Eda Milton
Hoy es un buen día. Hoy es el día de mi nuevo nacimiento.
Tras 6 semanas de quimioterapia, de fuertes medicamentos y muchas lágrimas a la madrugada, el médico dice que tiene buenas noticias para mí.
Me arreglo la melena cortita que me ha crecido, desde que vuelvo a tener pelo me siento un poco más segura conmigo misma ¿es buena señal, no?
—Son buenas noticas, mi vida.— comenta mi padre con una gran sonrisa en los labios mientras me observa desde la puerta del baño.
—¿Tú crees, papá?— le miro tras el espejo y sonrío de oreja a oreja.
—Estoy seguro al cien por cien.
—Me siento bien, me siento feliz.— termino por arreglarme el cabello y me giro para mirarle directamente. —Necesito escuchar que por fin he superado el cancer, papá, lo necesito mucho.
Mi padre, que me mira con ternura y una pizca de emoción se acerca a mi dando unos pasos agigantados y me abraza con fuerza, deja un beso sobre mi cabello y coloca sus manos en mis mejillas.
—¿Sabes que te quiero, verdad?— murmura feliz. —Daría mi vida por la de tu hermano y la tuya, sin dudarlo.
—Y nosotros por ti.
—Sois la viva imagen de vuestra madre.— lágrimas se acorralan en sus ojos marrones. —Sobre todo tú.
Ahora soy yo quién coloca las manos en las mejillas de él y se me escapan unas lágrimas.
—Mamá te quería.
—Y yo la quería a ella.— tuerce la sonrisa. —Daría lo que fuera porque Eros me creyera, pero ha sacado la cabezonería suya.
Nos miramos unos segundos a los ojos cuando nuestras cejas se alzan y rompemos en risas.
—Es igual a mamá, igual de terco.— aguanto mi barriga por el dolor de reírme.
—También quiere con la misma intensidad a la que quería ella.
—¿Como puede ser que quiera de esa forma a Nora? nunca quiso a ninguna otra chica.
—Porque.— se sienta en el sofá cama y da unas palmadas para que me siente a su lado. —Cuando eres adolescente piensas que la vida está en tu contra, y a Eros se le sumó la muerte de vuestra madre. Hasta que la conoció, le dio luz y lo salvó.
—Si.— sonrío. —No puedo estar más de acuerdo papi.
Mi padre mira el reloj y yo trago saliva, aunque estoy feliz y no puedo evitarlo, aún sigo manteniendo ese mal sabor de boca por si me dan una mala noticia.
—Es la hora.— me informa papá. —Eros ya está allí con Nora, es hora de irnos.
—Vale.— respiro hondo.
De camino al hospital pienso en todas las cosas que no he echo pero que me encantaría poder hacer, y entre ellas, la primordial es ver feliz a mi hermano con Nora.
Ah, y subir a una montaña rusa.
Si, lo sé. Parece absurdo pero nunca lo he echo por miedo.
La llegada al hospital ya no me conmueve, he estado tantas semanas aquí que el olor que me entra por las fosas nasales tras pasar las puertas es de hogar.
Veo la estampa de mi hermana sentado al lado de Nora, agarrados de la mano mientras él mueve rápidamente la pierna.
Alzo la ceja sonriendo y miro a Nora como si estuviera preguntándole "¿que ha pasado aquí?" a lo que ella me responde con su silencio pero con su mirada transparente "hay cosas que contar.."
—¿Eda Milton?— la médica sale llamándome con el informe sobre las manos.
—Sí.
—Acompáñame cielo, el médico te está esperando.
—Está bien.— asiento.
—¿Puedo entrar con ella?— Eros se levanta rápidamente de su silla y se acerca a mí.
—Lo siento, pero sólo puede pasar su padre o madre.
—No me jodas.
—Eros.— le miro seria regañándole.
Mi padre le da una palmada en el hombro y después agarra mi mano.
Cuando entramos a la sala el médico me mira con una sonrisa en los labios y un bolígrafo entre sus manos.
—Hola Eda.— me sonríe y me da un toque en la nariz. —Vaya, estás preciosa.
—Si que lo está.— responde mi padre sonriendo.
—Hola.— sonrío y le devuelvo el saludo de la misma manera. —Tu estás igual de bueno.
Mi médico se ríe y se sacude el pelo, todos estos meses juntos hemos creado una bonita relación en la que se ha basado en bromas y confesiones.
—Tengo buenas noticias.— me mira a los ojos. —En realidad muy buenas noticias.
—Pues tendrás que decírmelas.
—Verás...— mira el informe y se lo muestra a mi padre. —Después de tantas y tantas sesiones de quimioterapia, más los médicamentos y las observaciones, hemos comprobado que el cáncer se ha curado.
Se ha curado.
¿He escuchado bien?
Parpadeo rápidamente sin aún creérmelo.
—¿Qué?
—Hemos conseguido frenarlo.— dice feliz. —Eso si, no te mentiré Eda, sin frenado tendremos que estar en contacto, tendrás que venir a las revisiones por si decide volver a despertar.— me mira serio. Con la seriedad de un médico que se preocupa por sus pacientes. —Si vuelve a actuar tenemos que ser rápidos como esta vez.
—¿Me lo estás diciendo en serio?— digo todavía sin creérmelo. —¿Me estás diciendo que ha desaparecido?
—Te estoy diciendo exactamente eso, que te has curado jovencita.
—¡Ah!— grito de emoción y me levanto de la silla dando saltos por la habitación. —Estoy bien, no voy a morirme. ¡Jodete cáncer!
Veo a mi padre reírse entre lágrimas y estrecha su mano con la del médico agradeciéndole todo, después se acerca a mí y me abraza con una fuerza que poca vez he visto en el.
—Lo he conseguido papá.
—Lo has conseguido enana.— murmura llorando.
Nota de la autora: hola mis lectores. Espero que os haya puesto muy felices descubrir que Eda va a seguir con nuestros chicos. ¿Esperáis la reacción de Eros y Nora? ¿Como reaccionará Eros? Lo que os puedo adelantar es que vais a morir de amor con el siguiente capítulo...
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Besos en Enero
Romance[Completada] Nora y Eros. Dos adolescentes de completamente mundos distintos; Él un popular insaciable, rudo y que a pesar de tener fama de pica flor, nunca pero nunca ha dejado que ninguna chica bese sus labios. Ella, tan distinta a él. Tan amante...