Capítulo 26

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Eros Milton

TRES SEMANAS MÁS TARDE....

Nuestra relación se ha echo publica ante todos, hay gente que piensa y que comentan que conseguiré hacerle daño como a todas las demás, que no sé querer a nadie... y es cierto, al menos hasta ahora.

Nunca he querido a nadie como quiero a Nora, no de forma tan intensa, tan especial como animal.

Mamá,
He conseguido querer.

Estarías tan orgullosa de mi...

Que pena que no estés aquí.

Con Nora estoy aprendiendo a querer, a resolver los problemas y no huir de ellos, a traspasar líneas y miedos que tenía escondidos bajo llave.

Creía que las relaciones eran todo lo malo que alguien podía tener al lado, pero, la verdad, es que el amor es el motor del mundo.

Eso lo aprendí de ella.

Nunca habrá otra, siempre será ella.

¡Eros!— exclama Nora desde la puerta de la habitación. —¡Levanta o llegaré tarde por tu culpa!

—Ya voy, ya voy.— resoplo frustrado mientras saco las piernas de la cama.

Ahora hemos empezado de nuevo las clases, hemos pasado estas tres semanas juntos mientras su madre se encontraba en Tenerife, cuando volvió y se enteró de nuestra relación nos dio su aprobación, a diferencia de Kate, que nos la dio a regañadientes.

—Esto no pasaría si me dejarás que te enseñe a conducir.— le doy un toque en el hombro mientras agarro las llaves de mi coche.

—No tengo la edad.— muerde flojo mi dedo riendo y después deja un beso.

—Pero estás con el mejor ¿crees que dejaría que te pase algo?

—Sé que no.

—Daría mi vida por ti.— murmuro mientras rozo sus labios con los míos.

—Te quiero.— sonríe entre mis labios.

Una colleja cae en mi nuca. —Venga, tortolitos.— Eda se ríe. —No quiero llegar tarde a clase.

—Haber si os sacáis el carnet de conducir y dejáis de usarme como chófer, guapas.

—Yo a ti te uso como quiera.— Nora me guiña el ojo.

—Si me usas en la cama, mejor.— le suelto un azote en el culo.

Subimos en el coche y ponemos rumbo hacia los institutos, primero dejamos a Eda la cual se separa de Nora como si no volvieran a verse durante años, entre besos y abrazados acompañados de <Te quiero>.

Otra cosa que he aprendido.

Con Nora nunca me faltarán los <Te quiero>.

¡Pasad a recogerme!— Grita Eda mientras camina hacia la puerta.

—¡Oído!— le responde Nora.

—Ni caso.— ruedo los ojos y suelto una carcajada. —Voy a seguir siendo el chófer por lo que veo.

—Exacto.— se ríe y coloca su mano entre mi pierna. —Ahora vamos, o llegaré tarde.

Al llegar a su instituto, Nora baja del coche y yo le sigo como un perrito esperando su hueso de regalo.

Si el antiguo Eros me viera, se reiría de mí.

—¿No se te olvida algo?

—¿El que?— mira sus ojos viendo que tiene colgada la mochila.

Besos en Enero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora