Besos en Enero

Capítulo 32

Nora Sánchez

Tanta felicidad hace que me deprima aún más.

¿Como no han podido aceptarme?
¿En que he fallado?
¿Que he echo mal?

He sido una alumna ejemplar, nunca he llegado tarde a las tareas y me he esforzado al máximo para conseguir las mejores notas de mi clase.

No puedo dejarlo así, tengo que hacer algo.

Salgo de casa con la intención de dar una vuelta, o al menos eso es lo que le he dicho a mi familia, no quiero preocuparles más.

Sin saber porqué acabo frente la casa de Eros y Eda, veo movimiento dentro de la casa y respiro hondo.

Vamos allá.

Cada paso que doy siento que el corazón va a salirse de mi pecho para huir ya que yo no lo hago, cuando estoy justo en la puerta pienso unos segundos si tocar y ser una valiente o hacerle caso a mi corazón y salir corriendo sin mirar atrás.

Vale corazón ¿que hago?
HUYE.

Me doy la vuelta pero mi intento de huida acaba en fracaso, alguien abre la puerta.

—¿Nora?— es la voz de Eros.

Mierda.

—Eh.... Eh...— me doy la vuelta nerviosa y trago saliva.

—¿Que haces aquí?— me mira.

—Quería saber si Eda ha entrado en la universidad de medicina.

—Ahora no está, y yo tengo prisa.— dice serio mientras agarra las llaves de su jeep.

—Perdón por molestar a su majestad.— hago una reverencia irónica.

De su boca se escapa una media sonrisa mientras me mira desde arriba.

—Tengo que irme, pero si quieres hablar con Eda ha ido a la cafetería de siempre.

—Vale, gracias.— me coloco bien. —¿Y... a donde vas?

—Nora.— Eros me mira a los ojos. —Adiós.

Ruedo los ojos cabreada y asiento, me doy media vuelta y salgo de su enorme recinto.

Veo como se marcha a toda velocidad con su Jeep y resoplo.

—Vale, Nora..— me digo a mi misma. —¿Que más te da a ti donde vaya?

17:00

Cuando llego a la cafetería veo a Eda con una de sus amigas, yo no las conozco porque eran del antiguo instituto al que ella iba y por lo que me contó son demasiado superficiales y clasicistas para que me cayeran bien.

Cuando me ve sonríe y me saluda con la mano, le devuelvo el saludo y espero que se acerque.

—Hola.— vuelve a saludarme cuando se acerca.

—Hola.— sonrío. —No quería molestarte, solo quería saber cómo te fue con tu carta de admisión.

—No molestas, no te preocupes.— sonríe amablemente. —Me han aceptado.— dice emocionada. —¿Te lo puedes creer?

—Pues claro que si.— sonrío emocionada y agarro sus manos. —Siempre supe que serías una magnífica médica.

—¿Si?

—¡Pues claro!

—Muchas gracias Nora.— me mira y su expresión de felicidad desaparece. —Siento que no te hayan aceptado.

—Oh.. no te preocupes.

—No puedo creer que no hayas entrado con todo lo que te has esforzado por conseguirlo.