Capítulo 2

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Nora Sánchez

Eda me mira con gesto de desaprobación.

¿A que la he cagado con ella?

—¿Qué pasa?— digo en voz baja, esperando a que procese lo que le acabo de contar.

¿Estás loca?— enarca un pequeño grito mirándome fijamente. —Si mi hermano se entera de esto te destruirá.

—Lo sé ¿crees que no he pensando en esa posibilidad?

—¿Y por qué aceptaste?— alza los brazos sin entender nada. —¿Eh?

—Porque estoy harta de oír como menosprecian a las chicas que no son como ellas.— suspiro, porque cuando recuerdo el momento aún me enfado. —Si no eres lo suficientemente guapa, tienes un cuerpazo y estás forrada de dinero no le sirves a Eros ¿no? ¡Pues no!

—Pero vamos a ver, pedazo de tonta.— me da con el dedo índice en la cabeza. —¿De verdad creéis que mi hermano es tan superficial?

—Teniendo en cuenta que todos sus ligues son tiarronas.. pues... si.

—Mi hermano realmente no se fija en eso mucho.— rueda los ojos y después se ríe. —Ya lo sé. Parece que miento. Pero no se... Eros se fija más en lo que pueda sentir por esa persona.

—¿Sentir?— digo confusa. —Si tu hermano nunca ha salido con alguien o por lo menos desde que yo soy tú amiga.

Eda suelta un suspiro y se recoge su largo pelo castaño en una coleta.

—Hay un porqué detrás de los actos de mi hermano, Nora.— dice sería pero con un poco de sentimiento. —Eros no siempre ha sido como tú lo has conocido.

—¿Ah si?— me siento un poco imbecil ahora. —Lo siento..

—No lo sientas ¿como ibas a saberlo? Eros nunca habla de su vida personal y nunca lo hará, él prefiere que crean que de verdad es un capullo.

No se si es simple chisme o de verdad me interesa, pero lo que quiero hacer ahora es buscar una excusa para poder ir a buscarlo e intentar hablar, aunque sea imposible.

Bah. Yo lo intento... total, el no ya lo tengo.

Me despido de Eda diciéndole que tengo que ir a mi madre a ayudar a hacer las compras y bajo corriendo por las escaleras, me cruzo con algunas personas de la limpieza pero a él no lo veo.

¿Donde estás Eros Milton?

Escucho su voz de lejos, parece que esta dentro del baño cantando, miro a mi alrededor asegurándome que no hay nadie y me acerco despacio a la puerta.

Para ser reservado te dejas la puerta del baño abierta ¿eh?

Soy cotilla ¿pero para que hago esto Nora?

Asomo la cabeza un poco y está ahí, frente al espejo cantando una canción mientras se arregla el pelo, mis ojos lo escanean y puedo percibir que solo tiene la toalla puesta.

Vale, me está entrando una calor de repente....

¿Qué haces Nora?

¡Huye! ¡Huye!

Puta hormonas....

De repente la puerta se abre, y me pilla de sopetón espiándole. Mierda.

—¿Qué haces?— dice con la voz serena. —Me estabas espiando o qué?

Sí, estaba disfrutando de la vista de tu majestuoso cuerpo, estás buenísimo chico.

No, mejor cállate Nora.

Besos en Enero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora