Mini extra (con foto incluida)

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Eros Milton

No sabia que significaba el instinto paternal hasta que tuve a mi primer hijo en mis brazos. Tan pequeñito, delicado, inexperto en un mundo cruel.
Daría mi vida por verlo feliz, trabajaré duro para que nunca le falte de nada, estaré presente en su infancia, le diré lo orgulloso que estoy de él cuando venga a casa con las notas del colegio y crearé recuerdos para que los tenga presentes durante toda su vida.
Seré el mejor padre que pueda para mi hijo. Quemaré el mundo si hace falta.

El amor de mi vida me había dado la creación de nuestro amor. Austin es el fruto de nuestro amor.

—Me da miedo, pelirroja.— observaba a Austin en mis brazos mientras el terror de ahogarle con el biberón me consumía. —¿Y si lo hago mal?

—Eros.. no lo vas a hacer mal y no puedes tenerle miedo al biberón siempre.

—Tu eres una madre ejemplar pero yo no sé ni como tengo que levantar el biberón sin que le salga leche por la nariz.— parecía icónico, pero no lo era, me daba miedo.

Mi risa nerviosa de padre primerizo contagió la de Nora que salió de su garganta con fuerza mientras agarraba su tripa por el dolor de la carcajada.

—No se si reírme o llorar.— me aguanté la risa y las ganas de llorar por los nervios. —Te estás riendo de mí mientras mi hijo llora porque tiene hambre.— intento calmar el llanto de Austin moviéndolo con delicadeza entre mis brazos.

—Pues deja de tener miedo y déjate llevar.— se acerca a mí acariciando con delicadeza la pequeña cabeza de Austin. —Eres su padre sabes como tienes que hacerlo.

Dejé el miedo a un lado y conseguí no ahogar a mi hijo en su primer biberón, era toda una victoria teniendo en cuenta que era mi primer hijo y mi primera vez dándole el biberón.

—¿Ves como no lo has ahogado ni le ha salido leche por la nariz?— Nora intentó aguantar la risa pero fue inevitable.

—Oye.— mi voz sonó grave. —Como te vuelvas a reír..

—¿Qué?

Dejé a Austin en la cama después de conseguir dormirlo tras terminar de darle su biberón. Me acerqué a Nora sigilosamente y la atraje hacia mí agarrándola de las muñecas.

—¿Aún no sabes que soy capaz de hacer?— murmure con la voz ronca mientras repasaba todas las fracciones de su preciosa cara. —Te castigaré muy duro si vuelves a reírte ¿entendido?

—Sí.— jadeo suave. —Entendido.

Sonrio como un completamente tonto.

—Por eso te amo pelirroja.

—Por eso te amo yo a ti, Eros Milton.

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Eros y Austin Milton

Eros y Austin Milton

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Besos en Enero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora