Capítulo 20

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Nora Sánchez

Recientemente he conocido de primera mano cuando te rompen de verdad el corazón, duele.

Es una sensación nueva, como si te arrancaran un trozo de ti y que sabes que nunca más va a volver, te recuerda que siempre vas a tener un vacío que te va a costar llenar.

Siento tantas cosas ahora mismo.

Rabia..

Decepción..

Dolor..

Irá...

Desengaño..

Me gustaría poder borrar todo estos malos sentimientos y poder ser la Nora de antes, la que le daba igual si un tío se fijaba en ella o no, la que era feliz haciendo lo que le daba la gana.

Eros me ha dejado trastocada.

¿Sabéis cuando alguien os decepciona tanto que convertís sus virtudes, sin querer, en defectos?

Nunca he estado enamorada de él, ni siquiera me había fijado en él.— agarro el cojín con fuerza, mientras miro al suelo. —Yo sabía que era el hermano de Eda, que era un gilipollas que se acostaba con todas las chicas que quería sin relación, te juro que nunca quise nada con él.— aprieto el cojín como si fuera mi saco de boxeo. —Podría decirte que llevo media vida colgada de él pero sería mentir, todo empezó por la absurda apuesta, me metí en la boca del lobo y solo empecé a ver la salida cuando me habían hecho daño.

—¿Por una apuesta?— murmuro Kat, que coloca sus manos encima de las mías.

—Sí.

—Cuéntame de esa apuesta.

—Unas chicas de mi clase, iba a decir amigas pero no lo son.— consigo reírme al acordarme de ellas. —Siempre estaban con la típica tontería de que una chica normal no podría enamorar a un tío como Eros, yo me considero una persona normal.— me señalo y me encogo de hombros. —No sé, en fin, el caso fue que les dije que yo lo haría.

—¿Por qué hiciste eso?

—Porque una persona normal si puede enamorar a un gilipollas como Eros, si te lo propones claro.

—Y ahora la que está enamorada eres tú.— me quita el cojín y lo abraza colocándolo entre su pecho. —Va a ser cierto lo que decían aquellas niñas.

—No es cierto, lo cierto es que todo los tíos como Eros tratan a las chicas como a mí.— suspiro. —Porque ellos nunca se enamoran, se puede obsesionar si no les das lo que quieres, pero cuando lo tienen, desaparecen.

—¿Eso crees?

—Lo sé a ciencia cierta.

—Prima, yo también pase por un desamor como el tuyo.— se sienta frente a mí con las rodillas dobladas. —En el instituto me pillé del más cabron de todos, yo creía que le gustaba, pero cuando nos acostamos todo cambió.

—¿Que pasó?

—Se alejaba cada día más de mi, haciéndome el corazón trizas siempre que quería. Hasta que me prometí que no volvería a hacerme daño, que seria fuerte junto a él.

—¿Estas hablándome de Alejo?

—Del mismo.— asiente sonriendo.

—Pero... si Alejo es tu novio ¿no?— frunzo el ceño.

—Y lo es, Nora.— se ríe. —Pero yo también soy una tía simple como tú, y conseguí volver loco de amor al tio más cabron de mí instituto.

—Suerte, quizás.

Besos en Enero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora