Extra - La primera vez de muchas veces

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(Perspectiva de Eros)

Recuerdo el día que la ví por primera vez. Venía con un vestido de flores mientras sostenía entre sus manos un cuenco lleno de galletas de chocolate.

Mi madre le dejó entrar nada más abrió la puerta y le vio con esa sonrísa inocente, claro que se trataba de una niña de 10 años, solo había inocenia en ella, a esa edad yo también la tenía.

Lo primero en lo que mis ojos se centraron fue en su melena pelirroja, era diferente a lo que estaba acostumbrado a ver, porque nunca a mi corta edad había visto a una chica con ese color de cabello, era exótico, diferente e igual de raro que ella, pero tenía algo que se hacía imposible apartar los ojos de el.

Se llamaba Nora y por lo que pude oír de su conversación con mamá es que era nueva en la ciudad y quería conocer a gente nueva, hacer amigos. Con Eda congenio desde el primer momento en el que se saludaron, era como si el destino las hubiese preparado para el momento y al instante se hicieron inseparables.

10 años...
11 años...
12 años...
13 años...
14 años...

Me acostumbré a ver a Nora en mi casa día si y día también, ya era parte de la familia y aunque no mantuviéramos una conversación nos saludábamos cordialmente y de vez en cuando nos decíamos <<¿Que tal?>> pero nunca nada más. Cuando mi madre falleció estuvo al lado de Eda en todo momento, sosteniendo sus manos y haciendo de hermana mayor, pasaba las noches con ella e incluso preparaba excursiones por el campo para que mi hermana no se hundiera en aquel pozo lleno de soledad en el que nos había metido mi madre, a pesar de que me costaba la mayoría de veces respirar cuando la veía entrar en mi casa con esa sonrisa llena de amabilidad, de vida y de entusiasmo se me olvidaba por unos segundos que la persona a la que mas quería se había ido y nunca mas la volvería a ver.

Jamás pude culparla ¿como hacerlo? fue la que supo calmar la ansiedad de mi hermana, aunque quisiera, aunque hubiera días en los que prefería que mi hermana fuera capaz de llorar todo lo que lloraba solo en mi habitacion por las noches, pero no era culpa suya, ni de Eda, ni mía y mucho menos de mi madre.

***

16 CUMPLEAÑOS DE EROS

Y ahí estaban mis 16 años, asomándose por la puerta para acompañarme durante un año entero.

—Esta noche quiero celebrar mi cumpleaños con mis amigos.— informo a Eda. —Solos.

—¿Me estás echando de casa?

—Básicamente... sí.

—¿Y a dónde quieres que me vaya?— Eda se cruza de brazos, su enfado es palpable. —Los cumpleaños no se celebran en casa.

—Tu lo celebraste en casa el año pasado.

—Quieres que me vaya porque tenéis pensado emborracharos y no quieres que luego le cuente a papá que en tu quinceavo cumpleaños te has cogido una borrachera.— alza la ceja.

—Exactamente.— asiento con la cabeza. —No quiero que Nora ni tú os acerquéis a la fiesta.

—¿Y por qué?

La voz de Nora hizo que me girara.

Como siempre estaba aquí, en mi casa, invadiendo centímetros de mi privacidad.

—Estas aquí, no hará falta que repita el mismo texto.

—Tu hermana tiene derecho de estar en su casa, es miércoles.— dice Nora a regañadientes.

—Y es mi cumpleaños.

—Sinceramente me importa una mierda, si la echas de su casa a estas horas seré yo quien se encargue de llamar a tu padre y decirle lo tremendamente gilipollas que estás siendo.

—Vete a la mierda Nora.

—No. Vete a la mierda tu Eros.

No recuerdo exactamente cuando empezamos a tener nuestros roces, pero sé que a partir de lo 16 años dejamos completamente de llevarnos bien, si la encontraba por la calle no le saludaba y si ella me veía por ahí tampoco lo hacía, simplemente nos ignorábamos como si nunca nos conociéramos, como dos desconocidos con algo en común;

EN LA ACTUALIDAD...

Tener sexo con chicas diferentes a cada día de la semana era algo que no me preocupaba porque sabía perfectamente que nunca me enamoraría de ninguna de ellas, todas estaban igual de vacías que yo, hasta el día que cometí el fallo de acostarme con Nora.

No se que mierda se me había pasado por la cabeza y solo sé que me arrepentí en el momento en el que terminamos, si siempre la solía cagar esta fue la mayor cagada monumental de mi vida.

Me había follado a la mejor amiga de mi hermana, a la que siempre me prometí que nunca la tocaría, todos los días de mi penosa existencia me convencía que nos odiábamos y así estaba bien, hasta ahora.

Si tengo que decir el momento adecuado en el que sentí que Nora no era simplemente una noche de sexo, no sabría por donde empezar... se supone que esto no tenía que pasar, no podía, ni puedo ni podré estar enamoado de ella, pero cada hora que pasaba con ella o la veía en mi casa con Eda me daba un vuelco el corazón.

¿Que se supone que tenía que hacer?
¿Decirle lo que siento?
¿Callarme?

La única manera que tenía de expresarle lo que sentía era follando con ella, cuando la tenía delante e intentaba entablar una conversación las palabras se agolpaban en mi garganta y no era capaz de siquiera formular una frase, me sentía estupido y vulnerable, así que intentaba saciar mis ganas de estar con ella en la cama, porque ella no lo sabía, pero cada vez que la besaba le decía lo mucho que le quería. En el fondo prefería que me viera como un capullo que solo la quería para follar que tener que decirle lo que sentía, a sabiendas que podría perderla.

Joder, que puta mierda.

Besos en Enero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora