Capítulo 28

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Eros Milton

AÑOS ATRÁS....

Desde que mis ojos la vieron pisar esta casa no he podido borrarla de mi cabeza, es tan guapa que dudo que nunca vea una belleza como la de ella en otro rostro.

—Buenos días.— digo nervioso.

—Hola Eros.— Lili sonríe. —Le diré a mi madre que os prepare el desayuno.

—No tienes porqué despertarla.

—Es la asistenta.— se encoge de hombros. —Y vosotros tenéis que ir a clase.

—¿Y si preparamos el desayuno juntos?— le miro y sonrío.

Lili se queda callada unos segundos, pero asiente feliz mientras sostiene un trapo entre sus manos.

—De acuerdo.— murmura.

Entre los dos preparamos el desayuno, lo llevamos a la mesa y esperamos que los demás despierten.

—No diré nada.— agarro sus manos. —Te lo prometo.

—Gracias Eros.— sonríe. —Eres muy bueno con mi mamá y conmigo.

—No tengo porque trataros mal.

—Pero tampoco tienes porque tratarnos así.

—¿Por qué?

—Simplemente somos las empleadas de casa.— dice triste. —Bueno... mi mamá.

—Algún día no lo serás.— le digo seguro.

Los meses pasaban y cada día había más relación entre nosotros, me despertaba todas las mañanas una hora antes para ayudar a su madre y a Lili con el desayuno, aunque ellas dijeran siempre que no.

—¿Eros?— la voz de Eda hace que me gire. —¿Eres tú?

—Buenos días hermanita.— me acerco a ella.

—Buenos días.— me mira sonriendo y después mira a Lili.

—Buenos días.— dice Lili.

—Id a sentaros, chicos.— dice la madre de Lili. —Os serviré el desayuno.

Salgo con Eda agarrados de la mano hasta el salón principal, donde nos sentamos en nuestras sillas esperando el desayuno.

—No me fio de Lili hermano.— dice sería mientras hace dibujos invisibles en la mesa.

—No digas eso.

—Si mamá y papá se enteran de que estás ayudándoles a hacer cosas de casa se enfadarán con ellas.— me mira.

—No tienen porque enterarse.

—No me da buena espina, Eros.— me mira a los ojos y después mira de nuevo a la mesa.

—¿Tú que vas a saber, cria?— le hago reír. —Tienes 13 años.

—Tú tienes un año más que yo, tampoco sabes mucho.— suelta una carcajada.

—Yo soy mucho más inteligente que tú.

—Y mucho más tonto.

—Sabes que siempre voy a quererte a ti más a que otras chicas que puedan gustarme.— sonrío.

—Lo sé, y yo a ti.— dice tierna.

00:00

Unos gritos acompañados de una gran tormenta hacen que me despierte.

—¿Que pasa?— murmuro.

Salgo de mi habitación y escucho de donde provienen los gritos, bajo rápidamente hasta la cocina y descubro a mis padres peleando con la madre de Lili y ella.

Besos en Enero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora