Capítulo VIII. (Marioneta)

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Capítulo VIII. (Marioneta)

POV Adrián

—Estoy seguro de que quiero quedarme contigo.

— ¿Estás completamente seguro? Sé que crees saber lo que quieres, pero sé que mi mundo no es el adecuado, y no quiero que salgas corriendo sintiendo mucho dolor.

—Estoy consciente de que no va a ser fácil, pero estoy seguro de que lo voy a soportar. No voy a ir a ningún lado —aseguré.

Me di cuenta de que estaba intentando mantener un semblante serio, y que las advertencias eran reales, pero relajo los hombros cuando escuchó la seguridad en mis palabras. Sabía que quería que lo soportara, aunque no me lo dijera. Lo que de cierta forma era mucho mejor, ya que me estaba dejando tomar mis propias decisiones.

—Adrián, me gustaría que me hables un poco sobre tus amigos. ¿Puedes hacerlo?

—Claro, pero no estoy seguro de que tanto puedo decirte. No sé cómo es su vida en la Zona Roja, porque siempre me mantuvieron ajeno a todo lo que tuviera que ver con su vida aquí. Aunque admito que en mayor parte es por mi propia culpa. Pero el día que nos vimos por primera vez en La Cueva fue la primera vez que también vi a los que imagino, son los Halcones. La verdad es que no reparé en detalles, no recuerdo mucho de ellos.

— Lo que recuerdes funciona. ¿Sabes sus nombres?

—Bueno, creo que sí...

—No repares en detalles, puedes describir lo que recuerdes de forma superficial —indicó y asentí.

Me aferré a su ropa con firmeza, y comencé a recordar esa noche que entré a la Zona Roja por primera vez, y los chicos me presentaron a los Halcones. La primera impresión de cada uno fue definitivamente algo memorable para mí.

—El primero que llamó fue Bruno, es un sujeto corpulento con una mirada bastante seria, y con el poco tiempo que pase con ellos me di cuenta de que de alguna manera tenía una voz mucho más autoritaria que el resto. También estaba Benjamín, este por el contrario estaba muy relajado y no destacó en lo absoluto. El otro era Camilo, siempre estaba cerca de Bruno, como un guardaespaldas, pero para ser sincero no sé como describir su personalidad. Y la última persona que conocí esa noche fue Darío, que tiene una personalidad explosiva. Es ese tipo de persona que difícilmente pasa desapercibida.

— ¿Puedes hablarme también de tus amigos?

—George y Jacobo.

— ¿Conoces sus habilidades? ¿En que son buenos?

—Sé que son buenos peleando, pero no puedo decirte que hacen con exactitud, pues como dije, evitaron revelar detalles de cómo es su vida en la Zona Roja, y nunca mencionaron a los Halcones.

—No es extraño, las personas que viven en la Zona Roja no hablan de su vida con frecuencia, porque es como correr a un charco lleno de aceite, encendido en llamas. La mayoría tiene identidades falsas, vidas inventadas o aspectos falsos. Simplemente no es parte de nuestro mundo el mostrarse ante los demás —susurró.

—Puedo entender que es un mundo con sus propias reglas, un mundo muy distinto a lo que yo conozco. Sin embargo, ¿realmente son enemigos los Red K y los Halcones?

—La pregunta correcta sería si somos enemigos de ellos, porque eres parte de nosotros ahora, no olvides la cadena en tu cuello, y aceptaste quedarte conmigo.

—Sí... ¿Somos enemigos?

—Sí, lo somos.

—¿Por qué? No entiendo porque no pueden convivir en paz.

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