Capítulo CXI. (Parada)

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Capítulo CXI. (Parada)

POV Adrián

Me estaba volviendo loco.

Sin embargo, era consciente de que mi posición no era la más favorecedora en ese momento, porque estaba atrapado entre la espalda y la pared, y no podía ser imprudente. Además, sabía que cualquier comentario o acción de mi parte podría mal interpretarse, y no quería levantar sospechas de nadie, pero tampoco podía quedarme tranquilo. La ansiedad me estaba matando.

Pero hice un gran esfuerzo para que nadie fuera capaz de notar la situación anormal, porque ni M ni yo consideramos que fuera necesario informar de ello hasta después de que pasara la hora y las cosas se salieran de control. Aunque, sabía que no pasaría mucho tiempo hasta que los chicos comenzarán a notar que algo no estaba bien, sobre todo porque estaba en la misma habitación con ellos, mientras que el resto estaba dividido en otras dos habitaciones.

Y ese fue el motivo por el que decidí salir de ahí y comencé a caminar por todos los pasillos del hotel, para que no fuera evidente para ellos que estaba tan nervioso que ni siquiera podía fingir descansar o pensar en el plan. No tenía cabeza para nada de eso. Pero subí y bajé las escaleras del pequeño edificio un par de veces, y ya no tuve nada más que hacer.

Me quedé en planta baja observando la lluvia por una única pequeña ventana que había junto a la puerta principal. Estaba sumido en mis pensamientos, así que me sorprendí cuando sentí la mano de alguien sobre mi hombro. Era M.

—¿Estás bien? —quiso saber y negué.

—Estoy preocupado, no me puedo quedar tranquilo.

—Lo entiendo, pero no les va a pasar nada —me aseguró —, no son mis personas favoritas en el mundo, pero son inteligentes y capaces. Cuando menos lo esperes, estarán cruzando por la puerta del hotel.

—Eso espero, porque no voy a poder dormir si no aparecen —le dije y suspiró antes de abrazarme. El gesto me tomó desprevenido, pero le correspondí de inmediato. Sabía que él no era una persona demostrativa, casi nunca en privado y mucho menos en público, pero en ese momento agradecí que fuera capaz de dejar de lado su comodidad por mí —. Gracias.

—Todo estará bien, Adrián. Mira, aún estando en el medio, me siento capaz de entender tu sentir en este momento, pero creo que necesitas dormir. Tienes temperatura, condujiste varias horas y estás exhausto. Y si a eso le añadimos que tu mente es un desastre en este momento, no puedes ser útil si se presenta algún problema.

—¿Me estás sugiriendo que me quede de brazos cruzados? ¿Tú crees que soy capaz de hacer eso? —inquirí y él suspiró.

—No, te conozco, y sé que vas a hacer lo que quieras sin importar la situación. Pero esta vez no lo voy a permitir, no vas a salir de aquí con esa lluvia, porque no tiene sentido. No llegarás muy lejos.

—¿Y qué se supone que haga? Dímelo, por favor. Antes de que termine de enloquecer aquí mismo —supliqué.

—Escúchame, Adrián. Considerando nuestra situación actual, yo opino que tenemos... —En ese momento alguien entró al hotel, por lo que ambos nos quedamos en silencio, esperando descubrir si representaba un peligro para nosotros o no. Pero se trataba de Daniel.

—¡Daniel! —Solté a M y lo abracé eufórico, y aunque él estaba sorprendido porque no estaba que estuviésemos ahí, me correspondió con fuerza —. Estás empapado.

—Y tú estás hirviendo —me dijo y se separó para poder verme apenado —. Lo lamento, no quería mojarte. No estaba seguro de si podría verte de nuevo —confesó y estornudo.

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