Marioneta de Cristal

Capítulo LXIII. (Herencia)

 Capítulo LXIII. (Herencia)

POV Adrián

—Espera, dame un momento para procesar lo que estás diciendo. —Tomé aire y suspiré suavemente.

—Supongo que no tenía que habértelo dicho.

—No te habría perdonado nunca ¿No aparece desde cuándo? Yo hablé con él en la tarde, me dijo que tenían algunos problemas, y que te avisaría que yo tengo que permanecer en este territorio sin moverme mucho por algunos días ¿Te lo dijo?

—No, dejo mi celular sobre la mesa y se fue. No lo vemos desde la tarde.

—Diablos. —me despeiné el cabello y me recosté en la pared del muro donde estaba él.

—Nuestra preocupación es que no le dijo absolutamente a nadie a dónde fue, y las circunstancias no son buenas ahora mismo para los Red K. La última persona en hablar con él fue Daniel, le dijo que estaba preocupado por Rafael, pero eso no parecía ser lo que estuviera molestándolo.

— ¿Rafael tuvo un accidente?

—Estaba llegando a la casa, en una camioneta en la que viajó para Midnight Beach por negocios, y lo estaban siguiendo, él no se dio cuenta hasta que fue muy tarde como para reaccionar. Entonces le dispararon con algo a la distancia, no estamos seguros de que era, pero la camioneta salió volando por el aire y quedó de cabeza. Por suerte él está bien, la bolsa de aire lo protegió lo suficiente, solo tiene unas pocas heridas y mucho dolor de cabeza. El doctor de ustedes lo fue a atender. —lo miré extrañado.

— ¿Marcos lo fue a atender hasta la casa?

—No tuvimos otra opción más que recurrir a él, porque nuestro doctor está preso, y no teníamos tiempo de buscar otro porque no sabíamos si estaba herido de gravedad o no. Es tipo agradable, se puso a la orden para nosotros mientras estuviéramos colaborando juntos.

—Pero qué situación más extraña. —susurré.

—Y volviendo al tema de Oliver, la verdad es que quería tanto avisarte de esto, como saber si se había contactado contigo. Pasó mucho tiempo desde que lo vimos y nos preocupa que pueda estar metido en un problema o peor, que este muerto en alguna calle de la zona roja. —apreté los labios, negándome a esa idea.

Está bien, tengo problemas con él desde hace tiempo, así como también tengo sospechas por sus actitudes misteriosas, pero no quiero que le pase nada, porque lo considero importante para mí. La verdad es que me niego a la idea de que le pase algo a cualquier persona que esté alrededor de mí de forma frecuente. No sabría cómo enfrentarlo. Ya me resultó duro enfrentar todas esas muertes de desconocidos que de alguna forma terminaron tan cerca como si hubieran sido cercanos.

—No quiero que le pase nada. —dije tan bajo, que no estaba muy seguro de que me hubiera escuchado.

—Nosotros tampoco, así que ahora mismo vamos a hacer todo lo posible por encontrarlo. Regresa a la casa, te mantendré al tanto de todo lo que suceda. —me dijo.

— ¿Qué pasará si no lo encuentran? —por primera vez desde que lo conozco vi que sus ojos mostraban tristeza.

—Entonces comenzaremos a buscar un cuerpo. Descansa. —se acercó y tomó mi rostro con sus manos antes de besarme, no fue brusco ni superficial.

Me quedé parado en ese lugar hasta que lo vi desaparecer con la moto en medio de la noche. Por primera vez en meses, estar solo afuera me dio escalofríos y regresé corriendo para la casa.

— ¿Estás bien Adrián? —preguntó Masato.

—Me asustaste. —le dije y llevé la mano a mi pecho para poder de alguna forma, tranquilizar mi corazón.