Capítulo CXIX. (Verdad)

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Capítulo CXIX. (Verdad)

POV S

Sabía que necesitaba despejar mi mente para no volverme loco, pero era difícil dejar de comerme la cabeza con ideas negativas, después de todo, tenía motivos suficientes para hacerlo. No era desconfianza, estaba seguro de que no se trataba de eso. Pero no sabía definir el sentimiento que tenía en el pecho todo el tiempo.

—¿Por qué te ves tan serio? ¿Te sientes bien? —me preguntó Oliver, sorprendiéndome.

—Todavía no me acostumbre a que estés aquí, bueno, ya estabas aquí antes, pero no podía hablar contigo —me expliqué y suspiré por darle vueltas al asunto.

—Sé de qué hablas, no te preocupes. —Le acomodé las almohadas y él se acostó en la cama —. Gracias por ayudarme.

—No hay problema —le dije.

—De hecho, antes de que te vayas, quería pedirte algo.

—¿De qué se trata? —quise saber y lo miré con curiosidad.

—¿Puedes hablarme de lo que pasó mientras estaba ausente? Daniel me dijo que parecía una marioneta, que no hablaba ni me movía casi nunca.

—Lo hacías cuando Adrián te hablaba —le conté y suspiré —, supongo que te puedo hablar de eso, pero no tengo todas las respuestas que necesitas, Oliver. Estamos bastante cerca, pero faltan piezas en el rompecabezas.

—Solo dime lo que sepas, lo que sea me va a dar un poco de confort —suplicó y asentí.

—De acuerdo —acepté, y me senté a su lado —. Si yo fuera tú, también querría respuestas, para mi gusto, estas demasiado tranquilo.

—Bueno, Ronald se siente mal. Daniel parece tener la cabeza en la luna, estuvo distraído toda la noche. Y me da la impresión de que tú estás preocupado por algo —mencionó, y formé una mueca con los labios por su atención a los detalles.

—Sigues siendo el mismo de siempre, Oliver. No sé si sentirme agradecido o asustarme —le dije y coloqué una mano sobre su pecho —. Para ser sincero contigo, tengo miedo. No quiero que nada como esto vuelva a ocurrir, no creo que ninguno de nosotros pueda soportarlo —admití —, me volví pesimista, tenía esperanza, pero en el fondo, pensé que nunca volverías a ser el mismo.

—Y por eso te sientes abrumado cuando hablas conmigo —concluyó.

—Es como si estuviera hablando con una ilusión, ¿no es una locura? —Me reí y despeiné mi cabello antes de aclarar mi garganta —. Pensé que nunca volverías a ser el mismo, para todos fue difícil verte así, sin poder hacer nada, porque no tenemos la menor idea de lo que pasaste.

—Y yo no puedo recordar absolutamente nada... —susurró.

—Tal vez con el tiempo lo hagas, por ahora no sobreesfuerces. Tienes que dejarnos el trabajo difícil a nosotros —comenté —. Y, con respecto a lo otro...

—¿Vas a contarme qué te sucede? —me preguntó con una sonrisa.

—No sé si sea buena idea...

—¡Oye! ¿Ya no confías en mí? Sigo siendo el mismo de siempre.

—No se trata de eso —comencé a decir y suspiré —, no te quiero agobiar con mis problemas en este momento, tú tienes que descansar.

—Pero creo que necesitas hablar con alguien —murmuró y me di por vencido, porque me di cuenta de que tenía razón.

—Es que no sé por dónde debo comenzar, porque yo mismo entiendo lo que pasa —le dije y chasqueé la lengua ante su expresión de confusión —. ¿Cómo llamas a un sentimiento que te hace sentir raro o confundido o... receloso?

Marioneta de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora