Capítulo XII. (Sin miedo)

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Capítulo XII. (Sin miedo)

POV Adrián

No pude dormir, y durante las pocas horas que tenía para descansar, me la pase dando vueltas sobre la cama, pensando en toda clase de cosas sin sentido. Y cuando el cielo estaba bastante claro para comenzar el día, nos llamaron a todos para reunirnos en la sala principal. Me di cuenta de inmediato que no era el único que estaba ausente, había otros chicos con la misma expresión de cansancio.

Me senté en el brazo del sofá, sin prestar atención a las personas que estaban a mi lado, y comencé a repasar la idea que había planificado durante la noche. Pensé en varias excusas convincentes que pudiera decir en caso de que me acusaran de tener algo que ver con lo que había pasado.

Bruno apareció y todos le prestamos atención. Él también se veía cansado, y debo señalar que no mucho menos molesto, por lo que nadie se atrevió a decir nada hasta que hablo.

—Anoche no habían muchas personas aquí —comenzó a decir, severo —, y alguien ayudó a los Red K a entrar a nuestra casa. La situación es grave, tenemos que atrapar a la persona que les dio la información, porque esto puede volver a repetirse. Tuve que reportarle la situación al jefe y como era de esperarse, no está nada feliz.

—Bruno cariño, no es por llevarte la contraria. Tú sabes que respeto tus ideas, sin embargo, ¿se te ocurrió que ellos pudieron haber entrado por su cuenta? Sin la ayuda de nadie. Son los Red K, y la mayor parte del tiempo actúan solos, porque no confían en nadie. Por supuesto, no estoy metiendo la mano al fuego por todas las personas aquí presentes, pero solo digo.

—Por supuesto que estoy considerando esa idea, fue lo primero que se me ocurrió. Y no pienso apuntar a nadie sin ningún argumento válido. Pero ahora mi historia me convence más, porque encontré pruebas.

— ¿Pruebas? —repitió Darío y frunció el ceño.

Entonces me congelé, y todos los chicos comenzaron a murmurar. Estaba seguro de que había sido lo suficientemente cuidadoso como para no dejar ninguna prueba. Y sabía que no había forma de que lo que hubiera encontrado lo llevará hasta mí.

—No sé si lo sabían caballeros, pero en este piso hay un baño pequeño del otro lado, que tiene unas tuberías dañadas, y por eso está clausurado. Tiene una ventana lo suficientemente grande como para que entre una persona, y anoche la encontré ropa, ese fue el lugar por el que entraron los Red K. Y estoy seguro de lo que digo, porque la última vez que vi ese baño fue en la tarde de ayer y estaba bien —manifestó Bruno.

— ¿Nadie los vio entrar? Si al menos sabemos la dirección de la que ellos comenzaron a salir podemos hacer conjeturas —dijo una persona que estaba a mi lado, entonces me di cuenta de que se trataba del chico que se presentó conmigo ayer, David.

—Claro que no podemos dar nada por el hecho. No somos idiotas. Pero esa es la probabilidad más certera que tenemos hasta el momento, y no la voy a pasar por alto. Estoy seguro de que los dejaron entrar, o les hicieron saber de qué forma podían hacerlo sin ser detectados a tiempo —añadió Bruno.

—Bueno. Si tenemos un traidor entre nosotros, no va a tardar mucho tiempo en cometer un error que lo delate —comentó Camilo.

—Exactamente, y es por eso que los voy a estar vigilando a todos, no es personal, no pasaré a nadie por alto, integrantes viejos y nuevos por igual—sentenció, y me miró fijamente cuando dijo la última parte, así que le sostuve la mirada para hacerle saber que no tenía miedo.

—Bruno, no estoy en desacuerdo contigo, y tampoco me importa que me vigilen porque no tengo nada que esconder. Pero te recuerdo que anoche le dispararon a Jacobo, y que dudo que uno de los nuestros sea tan cínico como para estar aquí como si nada hubiera pasado —dijo George, y sentí como si me hubiera apuñalado con sus palabras —. Las personas nuevas que estaban aquí anoche ni siquiera conocen a los Red K.

Marioneta de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora