Capítulo XX (M)

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Capítulo XX. (M)

POV Adrián

Me desperté mucho más tranquilo porque el dolor de cabeza había desaparecido, y por fin había dormido lo suficiente como para recuperar mis energías. Me di cuenta de que Darío aún estaba profundamente dormido, y ni siquiera me atreví a molestarlo. Salí de la habitación en silencio para caminar hasta el baño para lavarme la cara y los dientes. Observé mi rostro en el espejo y por un momento no pude reconocerme.

—Parece la cara de un extraño —susurré.

El espejo estaba partido, tenía una grieta por la mitad, y eso empeoraba la imagen. Supuse que alguno de los chicos lo partió en la noche, peleando o desahogandose con lo que tuviera cerca de su alcance, pues pude ver pequeñas gotas de sangre seca. Y me pregunté qué harían los Halcones con las personas que ya no consideraban parte de ellos, con los traidores. Yo sé que es difícil predecir las acciones de las personas, aunque las conozcas de toda la vida, por el simple hecho de que lastimes a alguien o te lastimen conlleva a un cambio en nuestra personalidad, y evoluciona de forma positiva o negativa, dependiendo de cómo te afecte. Entonces puedes convertirte en alguien que nunca esperaste ser, o actuar de forma que nunca imaginaste.

Tuve un enorme deseo de hablar con S en ese momento, quería decirle cualquier cosa, y que me dijera cualquier cosa, solo quería deshacerme de esos pensamientos. Así que me observé por última vez y regresé a la habitación para buscar mi celular, el viejo, no el nuevo, y cuando lo encendí me sorprendió la cantidad de mensajes que tenía, pues el celular había pasado unos días abandonado. Un mal presentimiento me oprimió el hecho y me levanté para regresar al baño, cerré la puerta y marqué su número, cada segundo paso de forma tortuosa hasta que escuché su voz.

— ¿Qué pasa? Estaba trabajando y cuando llegué me quedé dormido, estaba demasiado cansado y no vi tus mensajes hasta ahora. ¿Qué está pasando S? ¿Por qué te comunicaste por ese número? Tú mismo me dijiste que lo usara.

—Es lo que estaba a punto de preguntarte, ¿estás bien? Te llame a ese número porque desde anoche estoy intentando comunicarme por el otro, pero nunca entró la llamada, y eso solo me puso más ansioso de lo que ya me sentía.

—Estoy perfectamente bien. ¿Por qué? ¿Qué está pasando? —quise saber.

—No lo sé, Adrián. Desde anoche estoy un poco vuelto loco, ¿sabes? Yo nunca me pongo de este modo, pero fue difícil controlarlo. Me dio un ataque de ansiedad, no he parado de fumar, y es que tuve un presentimiento, pensé que te había pasado algo malo —me explicó, y me di cuenta de lo cansado que estaba por su voz.

— ¿Cuántas horas llevas sin dormir?

—No estoy seguro.

—Necesito que vayas a dormir —ordené.

— ¿Cómo podría dormir pensando que te había ocurrido algo?

—Lo siento muchísimo, es mi culpa por no haberte contestado, aunque nunca entró la llamada. Anoche fue un desastre, y estaba tan cansado que solo quise dormir cuando llegué a la casa, fueron muchas emociones por una noche.

— ¿Qué pasó?

—Es muy largo de explicar, te diré todo cuando te vea, pero deben cuidarse de los Halcones —advertí —, todavía no estoy del todo seguro de lo que pretenden, pero no se van a quedar tranquilos, y están haciendo todo lo posible por vigilarlos.

—Entiendo, le avisaré a los chicos que tengan cuidado.

— ¿De verdad estás bien? —pregunté, preocupado.

Marioneta de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora