Capítulo LIII. (Reuniones)

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Capítulo LIII. (Reuniones)

POV Adrián

Nunca antes me había sentido tan incómodo, ni siquiera en esas reuniones sociales a las que solían llevarme mis padres. Eran de lo peor, pero preferiría estar en una de ellas ahora mismo, llena de políticos y empresarios compitiendo por quien era mucho mejor que el otro, y no en este lugar.

—Un placer verlos. —dijo Ronald, sonriendo cordialmente.

—Lo mismo digo. —dijo Bruno y tomó asiento en la mesa del restaurante en el que estaba pautada la reunión.

—Bueno, continuemos desde que nos quedamos. Me dijiste que tus hombres tenían en mente a un posible sospechoso. —dijo Ronald mientras abría una carpeta llena de fotografías, para luego dejarlas sobre la mesa.

Pude notar de inmediato que estaba evitando mirarme, como si yo fuera un desconocido, y aunque en ningún momento se mostró sorprendido por mi presencia cuando llegamos, supuse que era su forma de evitar la ansiedad que probablemente estaba sintiendo, por la situación.

Al menos yo no puedo evitar sentirme de esa forma. Y sé que no soy el único, porque Daniel y Oliver también están evitando el contacto visual, la única persona que sin ningún tipo de cuidado me está perforando con la mirada, es mi novio, claro.

Jacobo también vino conmigo, porque Bruno se lo pidió y tener aquí su presencia me da un poco de tranquilidad; pero incluso así no puedo evitar la tensión de un lado para el otro. Tal vez porque soy el único capaz de entender el sutil intercambio asesino de miradas que ocurren entre ellos, o estoy confundido porque no pude comer nada esta mañana. Sea cual sea la razón, no puedo bajar la guardia en ningún momento.

Conozco a M lo suficientemente bien como para saber que desde que llegó se siente complacido con la situación, lo golpearía, si no fuera un acto extraño y desmedido de mi parte.

Ahora bien, según las órdenes de Bruno, estamos aquí para cuidar su espalda de cualquier ataque imprevisto de parte de los presentes o tal vez algún visitante que estuviese enterado de la reunión. No escuche casi nada de lo que dijo, sinceramente. Lo único que mantuve en mi mente fue el hecho de que debía dispararle a cualquier persona que resultara ser una amenaza para nosotros.

Solo esperaba no tener que dispararle a ninguno de los Red K.

Por un momento deje de divagar por mi propio bien mental y me concentré en la reunión y escuche todo lo que decían, estaban hablando de Simón, los eventos, hechos, sospechas y todo lo que tuviera algún tipo de relevancia para llegar al autor de la nota que dejaron en el cadáver. Estuve atento a los movimientos de todo el mundo, incluso los camareros del lugar, que no se acercaban a la mesa, porque tenían órdenes de no hacerlo hasta que los llamaran o eso fue lo que me explico M antes de entrar al restaurante.

Intente prestarle atención a todo lo que decían, pero básicamente solo estaban repasando cosas que por el momento ya sabía. Llegó el mediodía y llamaron a uno de los camareros para ordenar una gran cantidad de comida. Esperamos alrededor de veinte minutos antes de que aparecieran con la primera bandeja. Me quité de su camino para que pudiera dejar la comida, pero de alguna manera terminó golpeándome la mano que estaba cicatrizando y me queje por el dolor y el calambre que comencé a sentir.

Todas las miradas de preocupación se posaron en mí durante ese instante y me sentí como si estuviera metido en un gran problema. Apreté los labios y traté de esconder mi mano, pero M llegó a mi lado rápidamente para poder revisar el daño.

— ¿Está sangrando? —preguntó.

—No realmente, solo fue un pequeño golpe. —evite mirar a cualquier persona sentada en esa mesa, pero podía sentirlo, no había forma de no poder sentir esa amenaza silenciosa.

Marioneta de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora