Capítulo XCII (Caso Parte III)

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Capítulo XCII (Caso Parte III)

POV Adrián

—¿Por qué te ves triste? El hecho de que Oliver esté vivo es una buena noticia, es lo que has estado intentando saber todo este tiempo —me recordó M, y asentí.

—Por supuesto que estoy feliz por la buena noticia, pero al mismo tiempo me preocupa todo lo que vaya a pasar ahora —le dije y apoyé la cabeza sobre su pecho, ya que los dos estábamos en la cama —, la verdad es que no me puedo dejar de preguntar el tipo de reacción que va a tener cuando los chicos lo encuentren, estoy preocupado.

—Bueno, admito que también me siento un poco intrigado, sobre todo por el hecho de que él debe muchas explicaciones; y por lo que me dijiste tiene un pasado similar al tuyo, salvo por el hecho de que pasó por una tragedia antes de llegar al territorio.

—Sí, estoy seguro de que fue difícil para él tener que adaptarse a esa nueva vida. Él no eligió vivir en el territorio, yo sí, esa es la diferencia entre nosotros —lo miré y él me acarició el cabello —. Pero hasta dónde sé, se sentía agradecido con los chicos porque ellos lo criaron y cuidaron, y se sentía bien formando parte los Red K, él no tenía intención de cambiar su vida, y por eso es que pienso que algo pasó en el medio, algo mucho más grande de lo que pudo manejar porque nunca buscó ayuda.

—Tal vez no quería molestar a nadie, o no tenía la menor idea de cómo pedir ayuda. Tú mismo me dijiste que tenía tiempo con un comportamiento extraño, y de verdad no creo que esta situación haya ocurrido de repente, era algo premeditado.

—Debí ser más atento e intentar estar más presente en su vida, pero lo dejé de lado y no puedo evitar sentirme culpable. Pasaron muchas cosas y no supe cómo manejar esa presión.

—Vamos, tú no tienes la culpa de nada. Te aseguró que fue un hecho inevitable, no había manera de evitar que esto pasará —replicó —, nunca interactúe mucho con él, pero su lenguaje corporal siempre fue muy llamativo si lo comparamos con el de otros Red K.

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunté con curiosidad y me senté para poder verlo.

—Bueno, en cada reunión que hicimos me di cuenta de que la mayor parte del tiempo estaba ausente, con la mirada perdida. Sus hombros siempre estaban inclinados hacia abajo, y también jugaba con sus manos con mucha frecuencia, lo que puede indicar una inquietud o nerviosismo —suspiró —. Lo que intentó decir es que probablemente era difícil para él contener todo lo que estaba pasando en ese momento, sobre todo en un sitio lleno de asesinos con un ambiente tan pesado que saben cómo leer y juzgar a los demás.

—Admito que nunca me di cuenta de nada de eso, supongo que también enfoque toda mi atención en algo más durante esas reuniones —murmuré.

—Lo sé, a ti también te puedo leer muy bien —me recordó —, pero admito que a pesar de ser extraño, nunca se mostró de una manera que su comportamiento pudiera resultar sospechoso, es decir, hizo muy bien su trabajo, era imposible saber lo que estaba pensando hacer.

—Entonces no debo sentirme culpable por lo que pasó, porque no había manera de poder evitar esta situación —concluí y él asintió.

—Exacto, no quiero que te sientas culpable por algo que siempre estuvo fuera de tu control.

—Pero es inevitable sentir que pude haber hecho más por él, y creo que es imposible que no sienta lo que sucedió como parte de mí responsabilidad. Después de todo, cada vez que los chicos iban a verlo preguntaba por mí, quería que fuera también.

—Eso es porque eres un chico muy bueno —me dijo y tiró de una de mis mejillas, así que lo miré mal antes de golpear su mano.

—No me hables como si fuera un niño.

Marioneta de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora