Capítulo CXV. (Interrogatorio II)
POV Daniel
Entré a la cocina para preparar el café antes de sentarme a hablar con los chicos. Pero mi mente comenzó a divagar en mi situación con Jacobo y todo lo que me estaba jugando por esa relación. ¿Valía la pena? Absolutamente. En realidad, no me arrepentía de haber tomado la decisión de aferrarme cuando las casualidades dejaron de serlo.
Sin embargo, la lealtad que sentía por los Red K, por mi familia, no era falsa. Pero la situación se había salido de control y no sabía cómo volver a poner todo en su lugar sin lastimar a nadie, o como continuar sin ser señalado como: «El chico que traicionó a su grupo por fraternizar con el enemigo.»
Definitivamente, no quería obtener ese título.
Me importaba Jacobo, tanto como para poner en juego mi posición en el único lugar que había considerado un hogar. Pero era consciente de que había complicado más la situación, para Adrián, para Jacobo, y para todo el mundo.
Estaba tan ensimismado en mis pensamientos que tomé la cafetera de metal con el agua hirviendo con la mano. Jadee de dolor de inmediato y me llevé la mano a la boca para contener el ardor de la marca rojiza que comenzaba a formarse sobre mi piel.
—Dios, tengo la cabeza en cualquier lado —me quejé, y tomé un pañuelo para tomar la cafetera y servir los vasos de café.
Los coloqué en un plato para no derramar nada y los llevé a la mesa de la sala para dejarlo y sentarme en el sofá más grande, S estaba del otro lado del mismo sofá, y Ronald estaba en el más pequeño.
Me di cuenta de inmediato que el ambiente se sentía raro, porque S estaba atrapado en sus pensamientos mordiendo uno de sus dedos, mientras Ronald revisaba unos papeles.
Me acerqué a Ronald arrastrándome por el mueble y me asegure de controlar mi tono voz antes de preguntarle:
—¿Qué le pasa? Se comporta raro desde que regresaron.
—Está molesto porque cuando salimos del interrogatorio vio a Adrián interactuando con M de una manera nada amistosa —respondió Ronald, y todo tuvo sentido para mí.
—Pero se está haciendo daño ¿No deberías detenértelo? —le pregunté, y fue entonces cuando Ronald levantó la vista de los documentos.
—Dios —exhaló y tomó un papel antes de arreglarlo para convertirlo en un pequeño misil, y se lo arrojó a S.
—Auch —se quejó y nos miró.
—El café está en la mesa, se va a enfriar mientras tienes la mente en Júpiter —le reclamó Ronald.
—Tampoco te veo tomando uno —replicó S y Ronald lo fulminó con la mirada.
—Basta, no discutan. Se supone que debemos estar unidos y no desamistarnos —les dije y tomé un vaso de café para darle un sorbo.
—¿Qué te pasó en la mano? —quiso saber Ronald y observé mi herida.
—Me quemé con la cafetera...
—Ya regreso.
—Ronald, no me duele mucho, estoy bien —comencé a decir, pero él se levantó y se dirigió a su habitación. Suspiré y le di otro sorbo a mi café antes de mirar a S —. ¿Te encuentras bien?
—Sí, solo estoy pensando.
—¿En Adrián? —indagué, y él arrugó la frente.
—Supongo que sí —susurró —, y también en el interrogatorio, en todo en general...
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Marioneta de Cristal
Action✓ Todos los derechos reservados. ✓Contenido Homosexual. Adrián es un chico de buena familia que por las limitaciones de sus padres no conoce nada del mundo. Tampoco le va bien en el amor y no sabe cómo actuar en el momento correcto en ninguna situ...