Capítulo LXXXVII. (Extraño)

379 60 10
                                    

Capítulo LXXXVII. (Extraño)

POV Adrián

Adrián, ¿no es hora de que regreses con los Halcones? No pienses que me molesta el hecho de que estés con nosotros, sólo me preocupa que Bruno comience a tener más sospechas en tu contra —comentó Ronald, y bajé el vaso de café que tenía en la boca para responderle.

Después de pasar el fin de semana en la cabaña, volvimos a la Zona Roja sin noticias sobre Oliver, pero a pesar de no haber encontrado nada, estaba seguro de que eventualmente lo haríamos. Ninguno de nosotros se había dado por vencido.

—Por extraño que parezca, Bruno tiene un tiempo sin prestarle atención a lo que hago, además le estoy haciendo un favor, no creo que se atreva a decirme nada por ahora —expliqué y dejé el vaso sobre la mesa —, no quiero volver ahora, mejor en la noche.

—¿Le estás haciendo un favor de qué tipo? —preguntó S, y me asusté porque no sabía que estaba escuchando lo que dije.

—¿Y por qué no quieres volver? ¿De qué estás escapando? —inquirió Ronald, y me dejé caer sobre el sofá antes de suspirar.

Sabía que tenía que contarles sobre Harry, pero el motivo por el que no había dicho nada hasta el momento era que no quería darles un nuevo motivo de preocupación, porque a pesar de mis motivos personales, tenía claro que la presencia repentina del chico era motivo de sospecha.

—No estoy huyendo de nada, es solo por el chico que estoy entrenando, es un dolor de cabeza —comencé a decir —, y no aprendé rápido, pues cada vez que intentó probar los resultados del entrenamiento, los demás me hacen sentir como si estuviera siendo malo con él.

—Creo que hiciste un comentario sobre él en la cabaña, pero no me dijiste de quién se trata. ¿Por qué le cuesta seguir el ritmo del entrenamiento? Los Halcones normalmente son disciplinados y eficientes —señaló S.

—Sí, pero este chico no es un Halcón —le dije, y ambos me miraron confundidos —, les voy a explicar todo desde el principio. Harry apareció en el hospital hace cuatro días, alegando que el Halcón recomendó que por su trabajo sería un buen complemento para el grupo, debido a todo lo que está pasando. El chico ha trabajado con armamento de la milicia, y parece que es muy bueno en lo que hace.

—Espera un minuto, lamento interrumpirte Adrián, pero ¿La milicia? ¿Trabajo con la milicia y lo mandaron a trabajar a la Zona Roja? —cuestionó Ronald y asentí.

—La verdad es que no conozco todos los detalles, pero eso fue lo que dijo el día que lo conocimos. Después Bruno confirmó sus palabras, así que no tuvimos otra opción más que darle la bienvenida. El problema es que me pusieron a cargo de su entrenamiento mientras se adapta al territorio, y es pésimo, así que me ha dado dolores de cabeza desde que llegó, y es la razón por la que no quiero volver a la casa.

—Está situación no me gusta, es demasiado extraña. ¿Por qué ahora? No es momento de integrar a un nuevo miembro a pesar de las circunstancias, se supone que deberían ser mucho más cuidadosos —dijo S, y Ronald le dio la razón.

—La verdad es que todo es muy extraño, no entiendo qué está pensando en Halcón. Pero lo que realmente me preocupa es el historial del chico... ¿Cómo se comporta? ¿Es sospechoso? —me preguntó Ronald, y me reí.

—Se comporta como un tonto, la verdad no sé si es imprudencia o un personaje muy bien actuado, pero cuando lo conocimos nos dijo quién era y su motivo para estar aquí. No se preocupó por el hecho de no saber quiénes éramos nosotros, solo creyó lo que le dijimos, le pudo haber pasado algo malo si otra persona hubiera llegado a hablar con él primero —murmuré, y volví a tomar el vaso de café para darle un sorbo.

Marioneta de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora