Capítulo LXXX.(Dado)

332 62 27
                                    

Capítulo LXXX.(Dado)

POV Adrián

El fin de semana fue una locura, y después de que regresé del trabajo con los Red K, no quise volver a la casa. Tenía mucho en que pensar, así que acudí a mi único lugar seguro.

—Adrián —comencé a escuchar mi nombre en el fondo de mi mente, pero con el pasar de los minutos la voz de M se volvió bastante clara —. Adrián despierta, son las doce de la noche, ¿no piensas volver a la casa?

—No... —murmuré.

—Me sorprendí al verte aquí, no lo esperé en lo absoluto. ¿Qué ocurre? Pensé que estabas trabajando con los Red K.

—Sí, estaba, pero ya terminó —le dije confundido, y me senté sobre la cama.

—No me molesta verte aquí, pero... ¿Qué haces en mi casa? Normalmente hablamos antes de encontrarnos aquí.

—Es que no sabía a dónde más ir.

—¿Qué pasó? ¿Peleaste con él? —indagó, y negué antes de apretar los labios.

—No discutimos, es solo que... —suspiré —, es complicado, y digamos que ahora me siento bastante confundido. Siento como si me hubieran puesto una trampa.

—Adrián, necesito que me expliques la situación porque no entiendo nada.

—Es que no estoy seguro de cuáles son las palabras correctas para comenzar a explicar la situación. Y te juro que de verdad odio estar en esta posición —me quejé, y comencé a despeinarme.

—Basta, si no quieres decirme no importa. Todo está bien —aseguró, y tomó mis manos con las suyas para que me quedara tranquilo.

—No es eso, M —susurré y desvié la mirada —. Tengo miedo de saber lo que pienses después de que te cuente esto.

—¿Es algo malo? —preguntó, y levantó la ceja.

—Desde el punto de vista que lo mires...

—Adrián Castillo —exhaló —. ¿En qué momento me has visto molestarme contigo por algo? Me voy a quedar aquí en silencio y escuchar lo que tengas que decir. Eso es todo.

—Está bien, pero quiero que te acuestes aquí conmigo —señalé la cama y suspiró antes de acomodarse a mi lado.

—Yo nunca me pongo nervioso, pero me estás haciendo sentir inquieto.

—No es nada grave, pero ya sabes como soy, me dejo afectar por todo mucho más fácil de lo que ustedes lo hacen. Y me gustaría poder actuar distinto, pero no puedo. Estaba trabajando con ellos, todo salió bien, relativamente, hubo algunos eventos inesperados, pero eso es lo que pasa en nuestro trabajo, ¿no? —asintió, y me observó divertido. Supuse que yo estaba actuando como un loco —. Sucede que uno de estos eventos nos dio la oportunidad de hablar y sincerarnos sobre ciertas cosas, y yo lo aprecio, porque rara vez tengo oportunidad de hacerlo con él, pero me dijo...

—¿Qué te dijo? Tiene que ver conmigo, ¿cierto? —inquirió.

—Ahora que te tengo enfrente de mí, decirte esto es mucho más difícil. No puedo, la verdad es que no puedo.

—Adrián, todo está bien entre nosotros. No hay nada que me puedas decir que haga que me moleste contigo, así que cuéntame y solucionemos juntos lo que te molesta.

—¿Podemos comer algo primero? La verdad es que me estoy muriendo de hambre —susurré, y él sonrió con los labios antes de asentir.

—Entonces, voy a pedir comida y café —me dijo y toco mi barbilla —. ¿Por qué no vas a tomar una ducha? Te va a servir para relajarte y ordenar tus ideas.

Marioneta de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora