Instant Crush

12

Los reencuentros son incómodos cuando se trata de mi familia.

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El hotel donde había pasado la noche no era lo suficientemente bueno como para dormir, la cama era incomoda y solo había una sábana para taparse del frío que hacía por las noches aunque fuera primavera.

A las dos de la tarde salio lo antes posible del lugar para ir a casa de sus padres, nadie tenía la mínima idea de que Sarah estaba ahí y menos que la verían.

Estaba frente aquel portón negro el cual había visto toda su vida pero ahora le resultaba extraño, hace casi tres años que no lo veía.

Dudo un poco antes de tocar el timbre, sus manos estaban sudando y con ellas arrugaba su vestido negro con encaje, movía su pie con nerviosismo y mantenía su mirada en el piso.

Hasta que la pequeña puerta que tenía el portón se abrió dejando ver a su madre en ropa formal y con su bolso en brazo, detrás de ella estaba su padre, sus dos hermanos y los hijos de estos y solo de uno estaba su pareja.

Su madre no dudo un segundo desde que abrió la puerta en abrazarla y Sarah correspondió el abrazo.

— Pense que lo habías olvidado — su madre lucía muy emocionada y Sarah solo miraba a su hermano el más grande.

—¿Como voy a olvidar tu cumpleaños?

— Deja tus cosas en la sala — ahora hablo su padre.

—Ya vámonos.

Sarah se golpeo mentalmente por haber llegado de esa forma, debió haber avisado antes para evitar evitado algo así.

Suponía que irían a comer ya que eso habían hecho cada año en cada cumpleaños de alguien pero ella lo había olvidado.

Bajo su cabeza y paso al lado de todos, entro a la sala y se dió cuenta que nada había cambiado, se preguntaba si era lo mismo en su cuarto.

En el patio Sarah escuchaba murmullos de parte de sus hermanos y sus padres, saco su cartera con el poco dinero que había llevado pues ella creía que se quedaría en la casa de sus padres a festejar ahí pero al parecer se había equivocado y salio, todos la miraron incluyendo a la mujer pelinegra que se veía unos años mayor que ella.

— ¡Tía Sarah! — una niña de aproximadamente cinco años la cual corrio a abrazar a Sarah y ella la cargo.

—Hola pequeña ¿como has estado?

—Bien mis papás nos van a llevar a comer al restaurante de mis otros abuelos por el cumpleaños de mi abuela.

—¿Irán al restaurante de tus abuelos?

— Si. — la niña bajo de los brazos de Sarah y camino de regreso con su madre.

— Vamos Sarah — invito su madre.

—No quiero incomodar, me quedaré aquí y en la noche podemos salir los tres.

—Vamos hija, para que estemos todos juntos.

—Mmh, no má.

— Mi mamá quiere que vayas Sarah — fue la primera vez que su hermano después de mucho tiempo le hablo.

— ¿Con quién me voy? — pregunto mirando al piso y jugando con sus manos por los nervios.

— Con nosotros — dijo su madre y sin que dijeran algo más Sarah ya estaba dentro del auto de sus padres.

Detrás de ellos venían dos autos más, el de sus hermanos con sus familias.

— Ten, tu regalo. — extendió una pequeña cajita que llevaba en su bolsa.

La señora la abrió y se encontró con un collar y unos aretes muy bonitos.

—Gracias mi niña.

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Definitivamente el ambiente era incómodo.

Aunque Sarah se hubiera  sentado entre su madre y su sobrina, sentía como sus hermanos la miraban con desaprobación o simplemente solo ese rostro podía ver en ellos, ese rostro que pusieron al saber que quería estudiar y que la miraron así durante meses antes de que se fuera de su casa.

—¿Como te va en tu carrera?

—Bien, me gustan clases, tengo amigos nuevos y estoy trabajando.

— ¿En qué trabajas? — se metió su hermano en la conversación que estaba teniendo con ambos de sus padres.

—En...una cafetería.

—Supongo que de recepcionista.

— Soy mesera — contesto en un susurro. — Y no hay recepcionistas.

El hombre de pelo negro soltó un suspiro y tomo de su bebida.

—Cuando te visitemos tienes que llevarnos a tomar algo.

— Claro — sonrió ante tal comentario de su hermano de en medio.

Después de esa pequeña plática sobre la vida de la pelinegra cambiaron el tema y en verdad que fue divertido pasar tiempo con su familia, aprendió más sobre sus sobrinas, una solo tenía tres y que estaba por cumplir cuatro, una de cinco años que era la hija de su hermano mayor y tenía otra que apenas cumpliría un año la cual era de su hermano de en medio y hasta apenas la conocía.

Era parecida a su hermano no conocía a la madre ya que a lo que le dijeron su hermano se separó de la madre de su hija unos meses antes de que ella naciera, no especificaron más.