Capítulo 00

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Cuatro meses antes

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Cuatro meses antes.


La vida de Arlette había sido de todo menos lo que se dice fácil, ella creció en un hogar caótico, donde al despertar cada día parecía un milagro, y jamas supo que era tener una madre ni el cariño de una.

Cuando era pequeña había sido muy diferente a las demás niñas, mientras algunas jugaban con muñecas y la hora del té, ella veia como torturaban a cada personas hasta matarlas y gracias a ello, teniendo 5 años le diagnosticaron con Trastorno Explosivo Intermitente.

Desde entonces había tenido episodios de ataques de ira e impulsividad, por lo mismo ha estado en varios psiquiátricos hasta hace como un año que decidió no ir a otro de esos lugares, por lo tanto el psiquiatra encargado le dejo tomar calmantes a ciertas horas del día, además de pastillas para poder dormir, ya que algunas veces tiende a tener pesadillas.

Arlette sale de la ducha ya vestida con mudada cómoda y se dirige al tocador a cepillar su cabello. Baja a la planta principal siguiendo las voces que provenían de la cocina.

-¿Te has visto en el espejo?- cuestiona Poe con gran diversión.

La chica lo mira fulminante y se limita a responder sacándole el dedo corazón, haciendo que el rubio soltara una gran risa. Arlette abre la refrigeradora sirviéndose un vaso de jugo de naranja y luego se sentó a la par de Damián.

-¿Pesadillas?

-No, intenté dormir sin medicarme pero no funcionó, por lo que me dio insomnio toda la noche y aproveché a pintar.- se encoge hombros.- Pero la pintura se me acabó.

-¿Y qué pintaste?

-En realidad nada, sólo hice manchas en el lienzo porque no tenía ni idea de que pintar, luego llegó un momento en que por la frustración tire todas las pinturas en el suelo.- dice inocentemente tomando de su jugo de naranja.

Ambos chicos se miran entre ellos y luego a la castaña, desde que ella vive con ellos lograron conocerla y saber que cuando tiene dichos arranques de frustración, tiende a ser un paso para sus ataques de ira mucho más elevados. Pero a diferencia de esas veces, ella tenía una expresión serena y tranquila, algo que no sabían si tomarlo como bueno o malo.

-Dejen de mirarse así, tranquilos.- dice relajada.- No pasó nada grave, sólo fue algo mínimo.

-Tus hermanos llamaron hace un rato.- cambia de tema Damián.

-¿Y qué quieren?- pregunta.

-Ya sabes, quieren saber cómo estás...

-Y decirte que no hay rastro de ninguno de ellos... por el momento.- finaliza Verne ganándose una mirada de Damián.

-Esta bien.- dice con indiferencia ganándose nuevamente miradas extrañadas de ambos.

-¿Acaso estas drogada?- pregunta Damián.

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