Arlette Torricelli, una chica hermosa con una sonrisa angelical, con ese par de ojos peculiares grises y una carita inocente, ocultaria un secreto y un pasado que la atormenta desde que era una pequeña niña.
Frey Stein es un chico callado, reservad...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Es tanto pedir un tiempo de paz
Se encontraban todos reunidos en una cabaña varios kilómetros fuera del pueblo, difícil de rastrear.
-Podrías volver a explicar.- pregunta Poe y Aegan lo fulmina con la mirada.
-No tengo todo el tiempo...- pasa sus manos por la cara y Arlette sonríe divertida.- La gente de Regan estan pisando los talones a Arly, al parecer a pagado una muy buena cantidad a varias personas a cambio de información del paradero de ella.- la señala.- La ventaja que tenemos es que a estado en varios lugares, sera dificil que den con el verdadero, aunque esto solo será por un tiempo.
-Contando que a llegado estas notas...- dice Adrik dejando una hoja encima de la mesa.
"Tarde o temprano te encontráramos y vas a desear nunca a ver nacido maldita"
Regan Cash
Al terminar de leer la pequeña nota, Arlette sintió un escalofrio en la columna, es mas que obvio y estaba segurísima de que su venganza, no va hacer nada bonito.
-¿Exactamente en que lugares mando estas estúpidas notas?- pregunta Arlette hastiada.
-Tenemos registrado tres lugares...- contesta Aleix con los brazos cruzados.- Santorini, Florencia, Alemania.
-Falta en Asfil...- agrega Owen y Arlette se limitó a suspirar.
-Y Wilson...- dice serena.- No nos ha llegado nada, asi que doy por hecho que no lo tienen registrado... todavía.
-Asfil si lo tienen, lo que me parece raro que no hayan...
-¿Regresarías al lugar dónde murió tu novio?- cuestiona obvia hacia su hermano mayor.- Claro que no, eso sería en parte estúpido.
-Lo mejor sería, que te vinieras con nosotros a Alemania.- dice Aleix evitando la discusión que de aproximaba.
-Opino lo mismo...- concuerda Adrik y Aegan y Owen asiente.
Mientras Arlette los miraba cruzadas de brazos, entendía porque tanta preocupación hacia su persona pero le parecía tan absurdo que quisieran seguir mandando en su vida, como si tuvieran el total derecho.
-Asi estaremos seguros que no te pasara nada, mientras damos con esos idiotas.- habla Aegan convicente.
-No puedo...- les dice Arlette casi en un susurro.- No quiero...
-¿Y por qué no?- Aleix la mira confuso y extrañado.
-Porque no.- dice con simpleza.
-"Porque no".- me imita Aleix.- No es una respuesta, debe de haber alguna razón.
-No lo entenderían.- lo interrumpe frustrada.
-¡Entonces explicate!- grita Aegan en el mismo tono que su hermana.
