Arlette Torricelli, una chica hermosa con una sonrisa angelical, con ese par de ojos peculiares grises y una carita inocente, ocultaria un secreto y un pasado que la atormenta desde que era una pequeña niña.
Frey Stein es un chico callado, reservad...
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-Vaya, Mila pero que sorpresa verte...- dice Arlette intentando sonreír. La rubia tragó grueso y bajo la mirada, Arlette sentía el ambiente tenso e incomodó.- Que caras, tranquilas todavía no me les voy. Aún queda a muchas personas que debo alegrarles la vida.
Las mujeres seguían calladas y con expresiones apagadas, Freya quien estaba sentada en la orilla de la cama era la que más triste se le notaba, aunque lo intentará disimular. Ninguna de ellas sabía como darle la noticia a la castaña.
-Bien, ¿Alguna me dirá que sucede?- cuestiona cansada de su silencio.
-No te muevas.- habla Freya agarrándola la mano.- Debes tener reposo.
-¿Por qué tienes esa cara?- susurro ya que le dolía la garganta.- Ya dije que no estoy muerta, al parecer no me quieren ni siquiera en el más allá.
-Ammm... Arly no se como decírtelo.- habla entrecortada la pelinegra.
-¿Decirme qué?- dice fruncido el ceño.
Freya suspira lentamente sintiendo un nudo en la garganta, mirá a Mila quien se quita bruscamente una lágrima que resbalaba de su mejilla, Leigh por su parte, prefirió mantenerse callada y que fueran ellas que le dijeran.
-Vas hablar ¿o no?...- dice mientras se acomodaba más en la cama.- Joder, me duele todo.
-Arlette...necesito que estés tranquila... - tartamudea bajando la cabeza.
-Pues si sigues sin decirme, lo dudó.- advierte.- Habla de una vez.
-Tuvi...- suspira tomando valor.- Tuviste un aborto.
Freya la miró con cierta lástima pero alerta por la reacción de la castaña; Arlette se quedó quieta en su lugar viendo a la pelinegra pero una sonrisa burlona salió de su boca, haciendo que las tres se vieran.
-¿Aborto?- inquiere negando con la cabeza.- Claro que no, ni siquiera estaba embarazada.
-¿No lo sabías?- cuestiona Leigh al ver que ninguna de las adultas hablaba.
Mila ahogó un sollozo sintiendo más culpable y Freya no sabía que hacer, por primera vez no sabía como actuar. Arlette miró la expresión seria y evasiva de su amiga. Arlette poco a poco cambió su actitud divertida por una más preocupante como de incredulidad.
-No... yo no estaba embarazada...- dice con una sonrisa pero su voz se escuchaba quebrada.- ¿Es una broma, verdad?- vuelve a retomar un tono burlón.- Bien, bonita broma...
-Arly, estabas embarazada.- le dice Freya, un nudo en la garganta se instaló en la castaña.- Aproximadamente de siete semanas casi ocho...
-Es mentira.- niega la castaña.- Yo... de haberlo sabido me hubiera dado cuenta ¿no? ¿Freya?- la mencionada negó con lágrimas en los ojos.