Capítulo 19

32 7 2
                                    

(Diana)

Estamos cenando tranquilamente cuando Joel y Joana empiezan a hablar.

- Francesito, ¿cómo vas a celebrar tu vigésimo octavo cumpleaños?

- No estoy pensando en celebrarlo.

- Vas a celebrarlo papá. Y no vas a decir que no.

- Estoy de acuerdo con Hugo cariño. ¿Por qué no vas a celebrarlo?

- No sé. Ya no soy un niño para celebrarlo.

- Comparado con nosotros sí –la forma de animar que tiene Marc no es la mejor.

- ¿Ves? Marc, que es más viejo que tú, lo celebra.

- ¡Oye! Que no soy tan viejo.

- No que va.

Esta pelea es demasiado divertida para no reírme. Marc no es mayor, pero con 34 años no es un chaval. No se lo toma bien, pero tampoco sabe fingir. Eso ayuda a que todos nos pongamos a reír sin parar. Incluso Fabio se ha unido a nosotros.

- Me habéis convencido para celebrarlo, pero no esperéis gran cosa.

Con esto, seguimos comiendo. Al acabar, Joana y Joel se van a su habitación, los pequeños a dormir y, los demás, vamos al salón a hablar un poco.

- ¿Qué habéis hecho hoy chicas?

- Nada interesante. Fuimos a pasear por la ciudad y nos encontramos a ese piloto de Fórmula 1 –dice Isel.

- Nico Rosberg.

- Y, ¿puedo saber que hiciste ayer? –no puede faltar el Marc papá protector.

- Fui a comprar con mamá.

- Isel

- Quedé con Andrés y pasé la noche con él. ¿Algo más?

- Sabes que sí.

- Por desgracia sí que lo sé. No pasó nada. Me quitó la ropa

- ¡¿QUÉ HIZO QUE?!

- ¿Me dejas acabar? Me quitó la ropa para poder meternos en el agua y, después, para poder ponerme algo para dormir. Ni iba a dormir con la ropa.

- Me da igual. Lo voy a matar.

- Contigo no se puede hablar. Me voy a mi habitación. Buenas noches.

En cuanto se va Isel, Marc se calma un poco gracias a su mujer. Nosotros también nos despedimos y nos subimos al dormitorio.

- Tenía ganas de estar contigo a solas.

- Yo también mi amor.

- Quiero ¿y ese ruido?

Pequeños gemidos ahogados se escuchan en la habitación de al lado.

- ¿No son Joel y Joana? –le pregunto.

- Sí. Como se enteren

- Son jóvenes. Que disfruten. Y hablando de disfrutar ¿por qué no los imitamos?

- Ya estás tardando.

Fabio me lleva a la cama y se tumba encima de mí sin apoyar su peso sobre mi cuerpo. Los besos se hacen presentes y la ropa se despide de nuestros cuerpos.

- Je taime mon amour.

- Fabio

Solo puedo decir su nombre y, cuando se hunde en mí, las palabras me abandonan. Solo puedo gemir.

Las embestidas comienzan a ser más rápidas y nuestras respiraciones y los sudores se mezclan. Unas embestidas más y ambos llegamos a la vez al orgasmo pronunciando nuestros nombres. Fabio se tumba a mi lado y, abrazados, conseguimos dormir.

Una vida en conjunto (EJDP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora