Capítulo 35

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(Mireia)

No me puedo creer que papá convenciese al tío Marc para que nos dejase ir a Andorra con nuestras parejas. Me lo voy a pasar muy bien con Marco en la habitación.

- ¡Qué frío! –me quejo esperando un abrazo de mi novio.

- ¿Qué te esperabas prima? Estamos en la montaña.

- Joana, calla a mi primo o te dejo sin novio.

- No, no. Ya me lo llevo yo.

Después de ver como Joana se pone melosa con mi primo, Marco me gira sobre mí misma y, cogiéndome de la cara, me besa.

- Tortolitos, mejor hagamos eso dentro de casa –nos dice Hugo a todos.

Asentimos y entramos todos en la casa del tío Marc. Sin guardar nada, me tiro en el sofá.

- ¿No prefieres ir a la cama?

- Si me llevas

- Ahora vuelvo princesa.

Allí me deja. Me quedo tumbada con mi prima en los sofás. No hay ganas ni fuerzas para hacer nada.

- Ahora te llevo a ti. Ven aquí.

- No Marco. Después de comer.

- Como quieras, pero espera. Me siento y te apoyas en mí.

Así lo hacemos. Apoyada en Marco y sintiendo sus manos hacer figuras en mi bajo vientre. Que mono con las indirectas.

Todos en el salón empezamos a escuchar una cama moverse. Mi primo no puede estarse quieto, no. No puede perder el tiempo.

- Ahora vuelvo.

Me levanto y subo las escaleras hasta la habitación de mi primo y toco la puerta.

- ¡VENGA CHICOS! OS ESTAMOS ESPERANDO.

- Joder Mire. Esta me la pagas.

- Menos quejas. Que tenemos todo el fin de semana.

Escucho a mi primo levantarse y yo bajo corriendo con los demás. Me escondo detrás de Marco y escucho a mi primo acercarse.

- Marco, quita que te dejo sin novia.

- ¿Prima que has hecho?

- Joderme el polvo. Eso ha hecho.

- Cielo, tranquilo. Tu prima tiene razón. Podemos hacerlo luego. Ahora tenemos que comer algo.

Después del problema con mi primo, comemos algo rápido y cada uno sube a su habitación.

- ¿Imitamos a tu primo?

- No. Mejor hacemos algo diferente.

- Lo que quieras.

Se acerca y empieza a mover sus manos por debajo de mi camiseta hasta llegar al sujetador. Lo desabrocha y, al no llevar tiras, lo quita. Sus manos bajan mi pantalón y ya solo me quedan dos prendas.

Se separa de mí y se queda en bóxers. Me besa y, sin romper el beso, llegamos a la cama donde se tumba encima de mí.

- Marco

Nos quita las prendas que quedan y, con mucho cuidado, va entrando en mí. Duele, duele mucho, pero Marco intenta tranquilizarme con sus besos. Deja de doler cuando ya me he acostumbrado al tamaño de Marco y él se empieza a mover.

Lo hace lento, me gusta. Es dulce sentirlo dentro de mí. Entra y sale haciéndome jadear. Empiezo a gemir al sentir embestidas más rápidas y acabo gritando el nombre de mi chico al llegar al orgasmo.

Una vida en conjunto (EJDP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora