Capítulo 23

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(Mireia)

Me acabo de levantar y mi tío ya quiere hablar conmigo. Me asusta que mi tío Marc quiera hablar conmigo. Eso es que algo va mal, ¿qué será?

- Mire cielo -estoy asustada-. Todo está bien.

- Entonces, ¿para qué me has llamado?

- Tus padres

- ¿Les ha pasado algo? -no le dejo terminar.

- No cariño, están bien -me abraza-. Es solo que se van a volver a vivir a España por un tiempo.

- ¿Y nosotros?

- Vosotros os quedáis aquí en casa con nosotros. ¿No te gusta?

Estoy segura de que mi cara refleja la tristeza que siento en este momento. Mis padres se van lejos y no sé cuándo los voy a volver a ver. Me gusta la idea hasta cierto punto, voy a tener más libertad, pero no me gusta estar lejos de mi padre.

- ¿Estás bien?

- Creo que sí. ¿Puedo llamarlo?

- Claro cielo. Ve a llamarlo.

- Gracias tío. Te quiero.

No escucho su respuesta porque ya estoy subiendo las escaleras en dirección a mi habitación para hablar con mi padre. Lo necesito. Cojo el ordenador para llamar a mi padre por Skype, así también puedo verlo. Por suerte para mí, contesta. Lo veo abrazando a mi madre.

*Llamada*

- ¿Pasa algo cielo?

- No papá. Todos estamos bien, pero el tío me acaba de contar lo que está pasando y necesitaba veros. Me pone muy feliz veros juntos.

- Ya, por eso, merece la pena -dice mi madre sonriendo.

- Ayuda a los tíos con tu hermano cariño -dice papá.

- Vale. Me tengo que ir porque están llamando a la puerta. Os quiero.

- Y nosotros a ti.

*Fin de la llamada*

- Adelante

La puerta se abre dejándome ver a Marco. Me encanta este chico. ¿Alguna vez me pedirá salir? Será mejor que deje de soñar. Él es piloto y a mí no me dejan estar sola más de 24 horas.

- ¿Estás ocupada?

- No Marco. Pasa.

- Quería preguntarte si vendrías conmigo al Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1.

- ¿Tienes entradas?

- Sí. Carlos Sainz me dio dos. ¿Quiere venir conmigo?

- Claro que quiero. Va a ser genial.

- En dos horas nos vamos.

- Vale. Voy a avisar a mi tía.

- ¿No querrás decir a tu tío?

- No. Porque estoy segura de que no me va a dejar. Mejor se lo digo a mi tía.

Marco me deja sola en la habitación. Voy al baño para llenar la bañera y, mientras se llena, voy a hablar con la tía Leli.

- Tía, ¿me dejas ir con Marco a ver la Fórmula 1?

- Claro. Te lo vas a pasar genial.

- Eres la mejor.

- Ve a prepararte. No vayas a llegar tarde.

- Ya voy.

Vuelvo al baño y la bañera ya está llena. Me quito la ropa y me sumerjo en el agua caliente. Pierdo la noción del tiempo y, cuando salgo, veo que he tardado media hora.

- ¡Mierda! ¿Qué me pongo?

Tengo tanta ropa en el armario que no soy capaz de decidirme por nada. Tengo que pedirle ayuda a mi prima Isel que saca unos vaqueros que ni sabía que tenía y una blusa con transparencias.

- No me voy a poner esta blusa ni loca.

- Te la vas a poner y a Marco le va a encantar.

Mi prima no tiene que decir nada más para convencerme. ¿Tanto me gusta? Pues sí, me gusta mucho. Me pongo el conjunto que me ha sacado mi prima y elijo unas deportivas nuevas que compré hace poco. Me peino y bajo las escaleras a esperar la hora de irnos.

- ¿A dónde vas Mireia?

- Voy con Marco a ver la Fórmula 1. Carlos Sainz le ha dado dos entradas y pensó en mí para ir con él.

- Si me das tantas explicaciones es porque te debe gustar mucho el pequeño de los Quartararo.

- ¿Qué? No digas tonterías tío -intento disimular todo lo que puedo.

- Nadie da explicaciones que no le han pedido a menos que quiera mucho hacer algo.

- No pienso decir nada más -mi tío es demasiado listo.

- Tu silencio me da la razón -y se va.

Marco no tarda en venir al salón a buscarme y nos vamos. Pasear por la ciudad con él es increíble. Lo haría todos los días aunque conozco la ciudad de memoria. Al llegar al circuito me da mi acreditación con la que podemos estar en el paddock.

- Vamos a ver la carrera desde el box de Ferrari.

- Suena genial.

Carlos, a pesar de sus 33 años, todavía es un gran piloto y es un honor poder ver la carrera desde su box. Sin darme cuenta, Marco me coge de la mano y vamos caminando hasta llegar al garaje de la escudería italiana.

- ¡Marco! Por lo que veo, has sabido aprovechar la otra entrada.

- No hay mejor compañía.

- Lo sé. Es la sobrina de Marc Márquez. ¿Qué ha dicho?

- Soy la hija de Alex Márquez.

- Es lo mismo -este tema agota muy rápido mi paciencia.

- No es lo mismo. Soy conocida por ser la hija de Alex. No la sobrina de Marc.

- Como quiera pequeña -se está ganando una hostia.

- Calma Mire, después de la carrera hablas con él.

- Después de la carrera, como no me agarres, lo mato.

Después de que Marco me calma un poco, Carlos nos presenta a su mujer Raquel que está embarazada de unos tres meses. Es una mujer encantadora. No puedo decir lo mismo de su marido.

Estamos hablando hasta que comienza la carrera. Raquel, con los nervios, no dice nada y Marco y yo estamos muy atentos a lo que pasa en pista.

La carrera es muy entretenida, pero se echa de menos a pilotos como Vettel, Hamilton o Alonso. Vettel está en el circuito viendo la carrera, pero hubiese sido mejor verlo correr.

Vamos a ver el podio porque Carlos ha ganado. Raquel está muy emocionada porque la victoria se la ha dedicado al bebé por la radio y en el podio no dejan de mirarse el uno al otro. Es bastante romántico. Después de la ceremonia del podio, nos reunimos los cuatro en el hospitality del equipo.

- ¿Ya se te ha pasado el enfado mini Márquez?

- Tengo nombre Sainz.

- Pues dímelo.

- ¿Sabes quién soy y no sabes cómo me llamo?

- Tú misma te has respondido -tengo que respirar para no tirarme encima de él y matarlo.

- Me llamo Mireia.

- La sobrina y el tío llevan la misma inicial. Que mono.

Ya no aguanto más y, si no fuera por Marco, hubiese saltado encima de Carlos pegándole hasta que se diese cuenta de que no soy la sobrina de Marc. ¡Soy la hija de Alex Márquez!

- Mire, es mejor que nos vayamos.

- Sí. Vayámonos.

Me despido de Raquel y salgo con Marco del circuito. Al llegar a casa todos no preguntan como lo hemos pasado, pero yo me limito a disculparme con todo y subo a mi habitación. Escucho la puerta abrirse y a Marco entrar en la habitación.

- Sé que lo echas de menos, pero quiero ayudarte a hacer que el tiempo pase más rápido. Je taime.

Una vida en conjunto (EJDP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora