Capítulo 20

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(Hugo)

Hoy me he despertado y, como todos los días, he bajado a desayunar con la familia. La particularidad de hoy es que el resto de la casa está en el jardín. Me acerco a mi padre y le pregunto que es lo que está pasando.

- Eina y Rubí no se levantan.

- Lo mejor será llevarlas al veterinario.

- Sí. Quédate con Isel y Laura en casa.

Hago caso a mi padre y cojo a las chicas y me las llevo a la cocina para que coman algo porque, según papá, no han desayunado. Allí les preparo el desayuno y se lo comen muy lentamente.

- Estaré en mi habitación -dice Isel decaída.

Asiento y se va dejándome solo con Laura. Tengo que confesar que entiendo a Joel mejor que nadie en esta casa. A mí también me gusta la hija pequeña de Laura y Pol. Me siento a su lado y, cogiéndola de la mano, beso su cabeza. No puedo verla así.

- No estés así Lau. Tu padre y Marc las van a llevar al veterinario.

- Son muy mayores. Ya no hay vuelta atrás.

- Ve a vestirte y yo voy a por Isel. Nos vamos de compras.

- Pero

- Hazme caso.

Laura sube a su habitación y yo me voy a avisar a Isel. Toco la puerta y me da permiso para entrar.

- Prepárate que nos vamos de compras.

- No me apetece -se echa a llorar.

- ¿Qué te pasa? -voy a abrazarla.

- Andrés no puede venir. Lo necesito.

- No lo necesitas. Eres lo suficientemente inteligente como para depender de ti misma. Ve a cambiarte que nos vamos a dar un paseo.

- Gracias Hugo.

Una vez en mi habitación llamo a mi padre para saber como están nuestras mascotas.

*Llamada telefónica*

- Hugo

- ¿Cómo están?

- No van a salir.

- Me llevo a las chicas a dar un paseo.

- Les diré a los chicos que no las llamen. Que pasen un buen día. Cuida de ellas.

- Lo haré papá.

*Fin de la llamada*

Acabo de prepararme y paso por las habitaciones de las chicas para buscarlas. Están muy guapas.

- Ya está Frederick esperándonos -les digo.

- No le hagamos esperar más -dice Isel algo más animada.

Subimos al coche y el chofer nos lleva hasta el centro comercial en el que pasamos todo el día.

Las chicas se pasan toda la mañana en las tiendas de ropa y, aunque lo odio, no me importa porque así parece que se olvidan de lo que ha pasado por la mañana en casa.

- Hugo, ¿puedes ayudarme?

- ¿Estás vestida?

- Sí bobo -entro en el probador en el que está Isel.

- Se ha enganchado la cremallera. ¿Puedes intentar bajarla?

- Claro. Date la vuelta.

Consigo bajar la maldita cremallera tras varios intentos. Isel agarra la parte de delante del vestido porque hoy no se ha puesto sujetador debido a la camiseta que se ha puesto.

Una vida en conjunto (EJDP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora