Capítulo 45

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(Mireia)

Mis primos se han ido a estudiar fuera de Mónaco. En casa ya solo quedamos Hugo y yo, pero ninguno de los de se va a ir. Yo necesito ayuda con mi pequeño y Hugo no quiere separarse de Laura. Vamos, que nuestros padres nos adoran por no habernos separado de ellos.

- Mami -me llama Eric desde su cuna.

- Hola mi príncipe. ¿Vamos a desayunar?

Mi pequeño aplaude y lo saco de la cuna. A pesar de que la casa está a prueba de bebés y que no hay riesgo de que Eric vaya por las escaleras solo, lo cojo en brazos y bajamos a la cocina en la que está mi padre.

- Buenos días papá.

- Buenos días pequeños. ¿Cómo estáis?

- Bien, pero tenemos hambre. ¿A qué sí? -le pregunto a Eric.

- Sentaos que yo os pongo el desayuno.

No me da tiempo a negarme porque mi padre empieza a hacerlo todo. Me siento en la mesa con Eric encima porque no le gusta desayunar en la trona y papá me dice que Marco ha ido a entrenar con el tío Marc.

- Me lo imaginaba al no verlo en la cama.

- Después creo que va a dar unos largos en la piscina. Os podéis meter con él.

Eric se pone muy contento. A mi niño le encanta el agua y, si por él fuese, pasaría todos los días metido en la piscina. Sin embargo, es algo que a mí también me gusta. No puedo recriminar a mi bebé algo que yo también haría.

- Habrá que subir a ponerte el bañador peque.

- Sí mami.

Papá ayuda a Eric a desayunar mientras yo hago lo mismo y veo como mi padre se derrite con su nieto. Me alegro mucho de haber decidido quedarme en Mónaco para estudiar. Me hubiese roto por dentro ver a mi padre triste por no poder estar con Eric.

- ¿Cuándo empiezas las clases?

- La semana que viene. ¿Puedes cuidar de Eric mientras no estoy en casa? -pregunto sabiendo la respuesta.

- Pues claro que cuido de mi nieto. Tú no te preocupes por Eric que va a ser el rey de la casa.

- ¿Alguien está hablando de mí? -pregunta mi tío Marc entrando en la cocina.

- Pues la verdad es que no. El rey de la casa es Eric, hermanito.

- Bueno, le cedo mi título a este principito -lo coge en brazos-. Marco ha subido a ducharse -me dice-.

Agradezco a mi tío el aviso y dejo a Eric con los hermanos Márquez. Igual es una locura dejarlos con ellos, pero sé que está en buenas manos. Subo a la planta de arriba y me meto en el baño de mi habitación en el que está mi chico desnudo a punto de meterse en la ducha.

- Esto sí que es tener buenas vistas por la mañana -le digo antes de abrazarlo por la espalda.

- Buenos días mon amour. Deja que me duche.

Me separo a regañadientes de él y entro de nuevo en la habitación y busco en el armario un bikini para mí y un bañador para Eric. Me visto antes de que Marco salga del baño y bajo a buscar a mi pequeño que, en cuanto me ve, me pregunta por su moto.

- ¿Se puede saber qué le habéis dicho al niño?

- Es un Quartararo-Márquez, tiene que tener una moto.

- La única moto que va a tener por ahora es la que se usa de correpasillos. ¿Lo habéis entendido?

Ninguno de los dos me dice nada porque se ponen a buscar una moto de ese estilo para comprársela. Niego con la cabeza entre un sentimiento de diversión y otro de enfado y vuelvo a la habitación para cambiar a Eric.

- ¿Vais a la playa?

- Picina papi -contesta Eric.

- Yo también voy a la piscina para acabar el entrenamiento de hoy.

- Lo sabemos. Nos lo ha dicho un pajarito.

Marco sonríe y me dice que él se ocupa de cambiar a nuestro hijo. Yo me quedo embobada mirando como es el mejor padre del mundo y bajamos en familia a la piscina climatizada.

- ¿Fía?

- El agua está un poco fría, pero mami se mete poco a poco contigo mi niño.

Marco me da a Eric y se mete en la piscina como si no le importase lo fría que está el agua. Yo voy entrando despacio con mi pequeño y, cuando estamos los dos metidos por completo en el agua, Marco viene por detrás y me asusta.

- Perdona mi amor. No quería asustarte.

- No pasa nada. Es que no esperaba que fueras a parar tu entrenamiento.

- La verdad es que no puedo entrenar con vosotros aquí. Prefiero disfrutar juntos de la piscina.

Y eso es justo lo que hacemos. Pasamos un rato en familia jugando con nuestro pequeño, enseñándole a nadar y hablando un poco de todo.

- Tengo muchas ganas de que seas mi mecánica.

- Pero no quiero distraerte.

- Tu tío no se distraía con Leli.

Dejamos el tema de mis estudios de mecánica cuando Eric nos dijo que tenía frío. Marco y yo acordamos que él siga entrenando, así que Eric y yo nos despedimos de él y nos tapo con una toalla para secarnos.

- Papi rápido.

- Sí peque. Papi nada muy rápido.

Salgo del recinto de la piscina y me encuentro a Hugo de camino a mi habitación.

- ¿Estás aburrido?

- Sin Laura en casa no sabes cuanto. ¿De dónde venís?

- Picina -empiezo a pensar que es su palabra favorita.

- Ya veo. ¿Te ayudo con Eric mientras te cambias?

Agradezco a Hugo su ayuda y lo dejo con Eric mientras me meto en el baño a cambiarme. En cuanto salgo, veo a Eric cambiado y "volando" por la habitación.

- Más pimo.

- Más avión no que te mareas peque. Mañana otro poco.

Es algo raro que Eric y Hugo sean primos con la diferencia de edad que hay, pero Hugo se desvive por él y es tan bonito de ver. A Eric también le encanta estar con él porque Charlotte, en la edad en la que está, pues no es que le encante pasar tiempo con bebés, pero sé que lo quiere mucho.

Dejamos a Eric jugando con sus juguetes y hablamos de las clases. Él también va a empezar la universidad la semana que viene.

- Te noto tenso.

- Sí. Es que papá ya me ha dicho que, como voy a estudiar finanzas, que les va a venir bien para el equipo. Me pone nervioso hacerlo mal.

- No pienses en eso. Tú céntrate en las clases y listo. Después ya veremos que pasa.

- Tú estás igual con ser mecánica, ¿verdad?

No se lo puedo negar porque sí, estoy pasando por lo mismo que él. Hasta Joel y Joana están igual. Les ha venido muy bien que cada uno estudiemos algo distinto, pero tenemos que centrarnos en los estudios. No en lo que venga después.

- Tú, al menos, tienes a la tía Leli para ayudarte.

Seguimos hablando del tema y quedamos en que le preguntaremos a la tía si conoce a alguien que pueda ayudar a Hugo con su carrera, pero tenemos que dejar de hablar porque Marco entra en la habitación.

- Ya te dejo a solas con tu familia tío.

- Gracias Hugo.

Eric le da un abrazo a su primo y los tres nos tiramos en la cama hasta la hora de comer.

Una vida en conjunto (EJDP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora