Capítulo 30

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(Joel)

Despertarme a su lado es lo mejor de mi vida. Que Joana sea lo primero que veo por las mañanas y lo último por las noches. Ahora la tengo pegada a mí como si tuviese que protegerla.

Subo su camisón y reparto besos por su vientre. Joana empieza a removerse y los besos se dirigen a sus pechos por primera vez.

- Nene

- Buenos días princesa –sigo con los besos.

- Joel para. No creo que debamos

- Solo un poquito princesa. Quiero hacerlo.

- ¿Y si nos pillan?

- Arriesguémonos.

No la dejo tiempo para responderme porque ya estoy encima de ella besándola. Sus manos se deshacen de mi camiseta y las mías de la suya.

- Frena fiera. Solo besos. Poco a poco.

- Joel, te quiero nene.

- Y yo –la beso-. Feliz aniversario vida mía.

- Feliz aniversario nene.

Nos paramos y nos vestimos para bajar a desayunar. Somos los últimos en llegar y nos sentamos en nuestros sitios.

- Felicidades pareja.

- Eso. Felicidades.

¿Nuestro padres felicitándonos? ¿Qué me estoy perdiendo? No lo sigo pensando y se lo agradezco.

- ¿Qué vais a hacer hoy? –pregunta mi prima.

- Se van a Singapur. Carlos Sainz y su mujer Raquel los esperan allí.

- Papá

No me lo puedo creer. Me voy a Singapur con mi princesa. Va a ser un gran día.

- Id a hacer las maletas. Pol y yo os llevamos al aeropuerto –dice mi padre.

No pretendemos quedarnos mucho tiempo, por lo que metemos la ropa en una sola maleta. Guardamos los móviles, la cámara y los utensilios de aseo y bajamos a la entrada donde ya nos esperan nuestros padres en el coche.

- Gracias por el regalo Marc.

- No hay de qué preciosa. Os merecéis lo mejor.

- Sois los mejores –digo.

- Queremos que disfrutéis de vuestro aniversario. Haced cosas de pareja, pero no más bebés. La regla es para todos.

- Pol, no haremos nada. Lo prometo.

- Quiero que hagáis lo que queráis –me contesta.

- Pol

- Joel, no te voy a decir que te acuestes con mi hija.

Mi novia se pone roja. Le doy un apretón de manos y la sonrío. Sé que no le gustan estos temas y me lo demostró por la mañana al despertar.

- Solo haremos lo que tú quieras princesa –le digo al oído.

- No nene. Lo que queramos los dos.

*En Singapur*

- Hola chicos. ¿Qué tal el viaje?

- Hola Raquel. Bueno, ha sido agotador –le respondo.

- Bueno, os quedaréis en nuestra casa. Este fin de semana hay Gran Premio aquí y nos quedaremos en el hotel del equipo.

- Gracias Carlos.

Carlos y Raquel nos llevan a su casa y nos la enseñan. Dejamos las cosas en la habitación de invitados y bajamos al salón donde nuestros anfitriones se despiden y nos desean un feliz aniversario. Los veremos al día siguiente para ver la clasificación y el domingo la carrera.

- Nos hemos quedado solos. ¿Qué quieres hacer?

- Podríamos salir a pasear y, al atardecer, subir a la noria.

- Me gusta la idea. Desde la noria se ve el circuito y podremos ver a Carlos pasar.

- ¿Y por la noche?

- De eso me encargo yo princesa.

Cogemos las llaves de la casa y salimos a dar un paseo por la ciudad. Es bonita, pero lo que más destaca es la enorme noria y el circuito.

- Hazme una foto aquí.

- Te voy a hacer muchas mi princesa. Eres preciosa.

- Cállate y dale al botón bobo.

Nos hacemos muchas fotos que luego tendremos que enseñar a los demás. Paramos en un restaurante para comer. Nos ponen velas en la mesa y música de ambiente. Muy romántico, el encanto Márquez.

- ¿Lo has pedido tú?

- No te mereces menos princesa.

Después de comer entre sonrisas y besos, vamos de tiendas. No es tan malo como esperaba.

- Pruébate este.

- Princesa, ¿no te gusta mi ropa?

- Sí, pero me gusta la ropa y me gustas tú. No hay mejor combinación.

Niego divertido y me meto en el probador. No me desagrada el conjunto, pero parezco un niño pijo y no es mi estilo. ¿Dónde se ha visto a un niño pijo pilotar como yo?

- No te queda mal, pero no me gusta. No es mi Joel.

- Está anocheciendo. ¿Vamos a la noria?

- Sí. Vamos nene.

No hay mucha gente en la noria y subimos enseguida. La vista es impresionante, pero más lo es mi compañía. Las luces de la ciudad se reflejan en sus pupilas.

- Te amo nene. Te amo mucho.

- Yo sí que te amo princesa.

La beso mientras giramos. Estoy empezando a marearme, pero no se lo voy a decir. Nos miramos a los ojos y creo que nota que algo no va del todo bien, pero con una sonrisa, logro que se olvide por el momento.

Al bajar de la noria doy gracias al cielo porque todo ha acabado. Voy hasta un banco y me siento. Joana me sigue y se sienta a mi lado.

- Podrías haberme dicho que te mareas. No habríamos subido.

- No me suelo marear. Ha sido algo raro. Cuando volvamos iré a mirarlo.

Cuando ya me recupero, volvemos a casa. Nos sentamos en uno de los sofás de la sala y empezamos a besarnos.

- Nene, ¿damos un pasito más?

- Mmm vamos a la cama.

En la habitación Joana coge su móvil y pone música de fondo. Yo me acerco por la espalda y, apartando el pelo, beso su cuello. Mi princesa suelta un suspiro.

Con la música dando ambiente la llevo hasta la cama. Con cuidado me quedo encima de ella y la voy desnudando. Los besos se van haciendo húmedos y mi ropa, junto con la suya, abandona mi cuerpo.

- Lo haré despacio. Si te duele, dímelo que paro.

Me introduzco en ella poco a poco. La cara de mi princesa refleja el dolor. Paro un poco y luego sigo. Cuando ya estoy dentro de ella, espero a que se acostumbre a mí y empiezo a moverme.

- Nene sigue

Mi niña está disfrutando y, he de confesar, que ya tenía muchas ganas de hacer esto. Mi princesa empieza a apretarme y eso me gusta mucho. No aguantamos más y llegamos al clímax.

- Te amo princesa.

- Te amo nene.

Una vida en conjunto (EJDP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora