Capítulo 22

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(Alex)

Entro junto a mi hermano en la cocina y cojo algo para comer y algo más para el viaje que me espera.

- ¿Y mi cuñada? Quiero hablar con ella.

- La he dejado en la cama. Está agotada.

- ¿Crees que querrá hablar conmigo?

- Seguro que sí. Sube a verla y ya, de paso, me dices como está -me contenta orgulloso de dejar a su mujer agotada por follar.

Asiento y dejo a mi hermano en la cocina para pedir consejo a la única mujer que me puede ayudar ahora, Leli. Llamo a la puerta y mi cuñada contesta con un leve pasa.

- ¿Te encuentras bien cómo para aconsejar a este tonto necesitado?

- Primero, no eres tonto. Y, segundo, claro que me encuentro bien. Que tu hermano no se lo tenga tan creído.

- Entonces dime que tengo que hacer.

- Ya has interpuesto la demanda. Ya no hay vuelta atrás Alex.

- Por lo que veo, Marc no te ha dicho nada.

- ¿Decirme qué? -pregunta sin entender nada.

Le cuento el plan que ha ideado la loca mente de mi hermano y Leli sonríe, creo que orgullosa, a lo que su marido ha planeado.

- Vete de aquí. Vuelve a España y empieza de cero. No quiero que entres en esta casa sin haber olvidado todo lo de los últimos meses.

- ¿Crees que es una buena idea?

- No te vas a ir solo, pero sé que es lo mejor para ti.

- ¿Qué haría sin vosotros?

- Nada. No harías nada -dice riendo.

- Cierto. Gracias cuñadita.

- De nada -ya estoy en la puerta cuando me dice-: ¿puedes decirle a Marc que suba? Lo necesito.

- Por supuesto. Ahora lo tienes aquí.

Voy bajando las escaleras y una conversación en la sala de videojuegos me llama la atención. Joel habla con el resto de los niños sobre el comportamiento misterioso que tenemos Marc y yo. Paso con mucho sigilo por esa habitación para que no me vean. No quiero que me bombardeen a preguntas que no quiero responder en este momento.

Llego con éxito al despacho donde me esperan los otros tres hombres de la casa. Me sorprende que no estén hablando de nada, pero cuando sus miradas se dirigen a mí, sé el porqué de ese silencio. Antes de que puedan decirme nada, soy yo el que habla.

- Leticia te necesita y si vais a decirme algo, no me importa. La decisión está tomada y, si vosotros no me apoyáis, ya lo hace Leli por todos.

- Yo te apoyo hermano, cuenta conmigo para todo. Ahora, si me disculpáis, mi mujer me necesita.

- Yo tengo que ir a guardar el coche antes de que los niños le den un golpe -dice Fabio saliendo detrás de Marc.

Marc y Fabio salen del despacho dejándome a solas con Pol. Su mirada ha cambiado desde que acabé de hablar. ¿Le han convencido mis palabras? Espero que sí. Cuantos más apoyos, mejor.

- Marc nos lo ha contado, pero no nos convencía. Saber que Leli te apoya es todo lo que necesitamos saber para confiar.

- ¿Tan mala fama tienen los planes de mi hermano? -pregunto conteniendo la risa.

- ¿Y eres tú el que pregunta?

Ambos nos reímos ante su pregunta y salimos del despacho para ir con Lau y Marco que están viendo la televisión.

- Yo me voy ya.

- ¿Vas a viajar toda la noche? Deberías dormir y salir mañana.

- Laura, es mejor que le dé el divorcio lo antes posible. Así podré irme antes de la ciudad

- Espera, eso no nos lo has dicho -me recrimina Pol.

- Me lo acaba de aconsejar Leticia, pero no os preocupéis. Que no me voy a ir solo.

- Si ella lo dice es porque es lo mejor para todos -Lau intenta calmar a Pol.

Los dejo a los tres conversando con cara de preocupación y subo a por mi maleta. Después paso por la cocina a por algo de comer y beber que ya había dejado preparado antes con Marc. Lo dejo todo en los asientos traseros del coche y me pongo en marcha hacia el spa.

Me espera un viaje de dos horas en el que puedo pensar en cómo le diré a Val todo lo que tengo planeado hacer. Estoy muy nervioso y nada de lo que pienso me acaba de gustar para decírselo a la mujer que amo. Después de media hora pensando y de no sacar nada productivo, decido encender la radio. En el momento en el que la enciendo empieza a sonar una canción que me encanta. Shut up and dance.

Después de las dos horas de viaje, entro en la recepción del spa y pregunto por mi mujer. Tengo suerte ya que me dan su número de habitación y puedo subir a verla. Mientras subo en el ascensor mis nervios están a flor de piel. No sé todavía qué voy a decirle, pero ahora no me voy a echar atrás.

El pasillo de la planta es enorme y, para mi desgracia o para mi suerte (o sé muy bien), la habitación donde está alojada se encuentra al final de este pasillo que parece no tener fin. Al llegar, llamo a la puerta y Val me abre poniendo en su precioso rostro una mueca de sorpresa.

- ¿Puedo pasar?

- Claro Alex. Pasa.

- Gracias -los dos estamos muy tensos.

- ¿Qué qué haces aquí?

- Creo que sé como arreglar lo nuestro, pero primero tienes que firmar los papeles del divorcio.

- Si eso es lo que quieres

Val firma los papeles que le he dado y me los devuelve ya con su firma en la línea de puntos.

- Bien, ahora quiero que me escuches detenidamente. Tú y yo ya no somos nada, por eso quiero que volvamos a Madrid donde empezó nuestra historia. Empecemos de cero olvidando Mónaco.

- ¿Y los niños?

- Ellos se quedan con mi hermano aquí.

- Tenemos dos hijos Alex. ¿Estás seguro de que podrán con ellos?

- Marc se ocupa de todo, no te preocupes. ¿Qué me dices? ¿Empezamos de cero?

- Sí. Empecemos.

Una vida en conjunto (EJDP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora