Capítulo 40

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(Isel)

Llevo en el hospital desde primera hora de la mañana. Ha llegado el momento de conocer a mi pequeño príncipe.

- Todo va a salir bien mi amor -me dice Aitor dándome la mano.

La verdad es que estoy más tranquila de lo que me había imaginado. Es más, puedo decir con toda la seguridad del mundo que el que está más nervioso es mi padre.

- Mamá, ¿puedes decirle a papá que venga?

Mi madre asiente y va a buscarlo. No están todos en la habitación porque tengo que estar tranquila y, bueno, somos demasiados. Así que, la mayoría de la familia se ha quedado en casa.

- ¿Cómo estás princesa?

- Estoy bien papá. Parece que el que vas a tener un bebé eres tú -me río-. ¿Cómo está el tío Alex?

- Está como yo, pero en la habitación de tu prima. Esto de ser abuelos no se nos da del todo bien.

- Vais a ser los mejores abuelos del mundo, pero primero os vais a tener que tranquilizar. Que vosotros ya habéis pasado por esto -dice mi madre.

Papá asiente en su dirección y los cuatro esperamos a que venga el doctor a revisarme. Nos dice que todo está perfecto y que, en no más de cuatro horas, podremos tener al bebé en nuestros brazos.

- ¿Cuatro horas? Tú no tardaste tanto nena.

- ¡Marc! No es la mejor manera de dar ánimos a nuestra hija.

Es muy divertido ver como mis padres "discuten" mientras un bebé intenta salir de mi cuerpo. No me importa que me compare con mamá porque yo muchas veces le he preguntado como fue su primer parto. Pero papá estresado me hace demasiada gracia.

- ¿De qué te ríes?

- De que eres muy gracioso cuando te estresas papá -consigo decir.

Mis padres salen de la habitación cuando reciben un mensaje en el móvil y nos dejan a Aitor y a mí solos por primera vez en el día.

- ¿Cómo estás tú?

- Bueno, nervioso, pero no creo que esté peor que tú mi amor.

- Bueno, es lo que tiene que la embarazada sea yo.

Aitor me besa en los labios y nos permitimos disfrutar de este pequeño momento de silencio que hemos creado. Momento que se rompe en cuando mis padres y mis suegros entran en la habitación con un oso de peluche gigante.

- Irai va a necesitar tener 6 años para ser tan grande como el peluche -dice Aitor sin apartar la mirada del oso.

- ¿Irai? -preguntan todos al unísono.

Habíamos conseguido mantener el nombre de nuestro hijo en secreto hasta que la locura de nuestros padres ha hecho que a mi novio se le haya escapado. Pero sí, el pequeño se llama Irai desde hace muchos meses. Conseguimos ponernos de acuerdo con un nombre que sé que a mi abuelo Santi le encanta (porque él nos lo propuso) y a nosotros también.

- Papá nos ha ganado a todos -dice mi madre.

- La verdad es que es muy bonito.

Todos asienten con las palabras de mi padre y, a continuación, llega el doctor para llevarme a quirófano.

Las cosas pasan más lento de lo que me había esperado. Los dolores van aumentando a medida que pasa el tiempo y tengo que pedirle a Aitor que llame a mi madre para que entre porque siento que me voy a morir del dolor.

Mamá consigue que me calme y que pueda seguir las instrucciones del equipo médico, pero todo va demasiado lento y yo siento que no tengo más fuerzas.

- Vamos mi princesa. Tú puedes.

No sé en qué momento ha entrado mi padre, pero sus palabras son lo que necesito para terminar de empujar y, segundos después, tengo a mi pequeño encima de mi pecho llorando.

(Mireia)

Esta mañana hemos venido al hospital. Estoy muy nerviosa porque hoy, por fin, voy a tener a Eric en brazos.

- Por fin vamos a tener a nuestro bebé con nosotros -dice Marco.

- Y podré escuchar cada día como dices el nombre de nuestro hijo con tu acento francés.

Y es que me encanta como Marco pronuncia Eric. El nombre suena mucho más bonito cuando Marco o Fabio lo pronuncian. Pero, en este momento, no puedo pensar más es esto porque me muero de dolor. Las contracciones son odiosas y, de lo fuertes que son, se me cae alguna lágrima.

- Pronto se pasa cariño -me dice mi padre que está tan nervioso como yo.

En la habitación estamos mis padres, el tío Fabio, Marco y yo. A veces se pasa por aquí el tío Marc, pero porque está muy nervioso por mi prima y por mí. No puede estarse quieto en una de las dos habitaciones.

- Tío, ve con Isel. Te necesita -le digo para que no se preocupe por mí.

En cuanto el tío se va y una nueva contracción me llega, los asusto a todos. Mamá me tranquiliza y yo consigo serenarme un poco, pero no está siendo todo lo bonito que me imaginaba.

- Quiero terminar ya mamá. Por favor -digo desesperada.

Marco y papá salen a buscar al doctor que, cuando me revisa, me dice que ya estoy lista para empujar. Así que me bajan al quirófano y, una vez llego, todo es muy rápido. Empujo y, en cuestión de minutos, Eric ya está en brazos de Marco que me mira con lágrimas en los ojos.

- Merci mon amour. Je t'aime -me besa en los labios antes de dejarme a nuestro bebé encima.

Eric ya no llora y sus ojitos siguen cerrados, pero es la personita más bonita del mundo y es mía. Mi pequeño bebé.

(Marc)

Dos horas. Han pasado dos horas desde que Irai y Eric están con nosotros. Ahora tenemos a las chicas en una habitación y los bebés pasan de mano en mano hasta que mi hermano y yo tenemos, después de muchos meses, a nuestros nietos en brazos.

- No nos quedan nada mal -dice mi hermano a mi lado.

- La verdad es que no, pero no creo que nadie dijese que somos abuelos.

Los dos nos reímos y acercamos a los niños que abren sus manitos para tocar al otro. Todos nos enamoramos más de ellos si es que es posible.

Una vida en conjunto (EJDP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora