Capítulo 17. Entrenamiento

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Venus se había percatado que todos los aposentos de los Vulturi estaban por debajo de la ciudad

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Venus se había percatado que todos los aposentos de los Vulturi estaban por debajo de la ciudad. Las mazmorras, donde ella estuvo, era la fortaleza Medici del siglo XIV; la cual se conectaba por medio de túneles subterráneos con el Palazzo dei Priori, en donde se encontraba el salón principal de los maestros.

La habitación que le habían dado estaba en otra parte no tan profunda del lugar, justo debajo del Museo Palazzo Incontri Viti. Y por ser un palacio, era muy elegante, todos los cuartos eran ocupados por vampiros de mayor rango; Jane, Alec, los gemelos, y Chelsea y Heidi, a quienes conoció apenas se mudó e hizo amistad inmediatamente.

Heidi era la encargada de llevar a los humanos para alimentarse, tenía un don increíble para la seducción. Chelsea, por otro lado, tenía el don de influir en los lazos emocionales de los individuos, lo cual, a Venus se le hizo increíble.

Somi también decidió quedarse, la castaña había hecho una conexión inexplicable con ella. Y pidió que, por ser su amiga, a la coreana le dieran una habitación junto a la suya, lo cual se lo cumplieron. Ahora Somi y Venus eran inseparables.

—¿Has visto la pintura que pusieron afuera de tu habitación? —preguntó la coreana, entrando a su cuarto sin tocar la puerta.

Venus bajó el libro que leía y miró a su amiga. —Sí, lo colocaron mientras tomabas la siesta.

Era la pintura de El nacimiento de Venus de Sandro Bottticelli. En la que Zaro y Enrico se habían basado para proponer su nombre. Ellos la mandaron a poner junto a la puerta.

—¡Eres como la igual a la pintura! —comentó Somi, sonriente.

La castaña frunció el ceño, no entendió lo que su amiga quiso decir. Aún se le dificulta el idioma a la coreana.

—¿Te refieres a que me parezco a la chica de la pintura? —preguntó dudando.

—¡Sí! ¡Eso dije!

Venus rió.

Ahora que ya no vivía en la oscuridad, Venus pudo ver su reflejo por primera vez. Su rostro era delgado, con una piel increíblemente blanca y tersa; los ojos, de un color carmesí intenso que se iba oscureciendo de forma progresiva hasta acercarse a la pupila; su nariz era fina y recta; el cabello era largo y de un brillante castaño muy claro; además, era alta y esbelta, parecía una modelo.

—Sí, somos parecidas —dijo finalmente.

Un soldado Vulturi tocó la puerta de su habiación, dejó un bolso deportivo de color negro en la entrada y se retiró. Venus lo recogió y lo puso en la mesa de centro junto a los sofás.

Somi arrugó el rostro cuando vio el contenido de la bolsa, eran las unidades de sangre que cada semana le enviaban para alimentarla.

—Jamás había escuchado de un vampiro que bebiera sangre envasada, pero eso es más soportable que verte asesinar a un humano —comentó la coreana, arrugando la nariz—. ¿Segura que ellos te lo permiten?

FRANCESCA SWAN || Jasper Hale ✓ *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora