DOS AÑOS DESPUÉS.
El patriarca de la familia Cullen regresó a su hogar después de una salida rápida. Había visitado a su hijo, quien tenía una vivienda aparte ubicada en el bosque, a unos kilómetros de la suya.
El rostro de Carlisle reflejaba un gesto de desasosiego, como cada vez que iba a verlo.
—¿Cómo está? —preguntó Esme, llegando a su lado en la puerta de entrada.
Carlisle miró a su esposa, quería mentirle y decir que su hijo había mejorado, pero no podía hacer eso. —Igual —contestó finalmente.
Esme suspiró. Carlisle tomó los hombros de su esposa en señal de apoyo, y ambos entraron a la casa.
La sala de estar estaba casi vacía, todos disfrutaban del espectáculo afuera. Edward era el único que se había quedado dentro, esperando a Carlisle. Ni siquiera tuvo que preguntar para saber el estado de su hermano, ya lo había visto en los pensamientos de su padre.
—Todo saldrá bien —dijo el patriarca, a unos pasos de Edward—. Estará aquí mañana.
—Lo sé —respondió el cobrizo a lo último.
Decidió ignorar la primera frase de Carlisle, "todo saldrá bien", era lo que siempre repetía y casi nada salía a su favor. Esa fue una de las razones por las que su hermano se fue de casa.
Edward soltó un suspiro—. Ojalá Alice y Amelia estuvieran aquí.
—Tienen sus razones para no estar —estableció Carlisle. A pesar de las semanas alejadas, el patriarca seguía confiando en ellas.
Edward dirigió la vista hacia el ventanal, sonrió genuinamente al ver lo que pasaba. En el patio, estaba su hija jugando con Senna y Zafrina, quienes la perseguían ocasionando que la niña riera a carcajadas.
Todos los invitados de Carlisle se juntaban para observar a su pequeña hija, tenía mucho encanto y carisma. Era irresistible. Esa niña era un rayo de sol en medio de la tormenta, era lo único bueno que tenían desde hacía mucho tiempo.
Porque sí, la familia Cullen había pasado por unos meses horribles.
El punto de partida fue la desaparición de Francis. Todos estaban devastados. Pasaron muchas horas buscándola por el bosque: repasando los movimientos que dio antes de desaparecer, pensando en una explicación lógica, tratando de hallar alguna pista que los ayudara. Pero no había nada.
Lo único que encontraron en la orilla del lago fue sangre y un relicario en forma de libro con una "F" grabada en uno de los lados. Ambos pertenecían a Francis.
La manada también había trabajado muy duro buscándola, pues se sentían responsables por haberla dejado sola ese momento. Nick especialmente se culpaba por ese hecho.
Y a pesar de que todos lamentaban este desagradable acontecimiento, nada se comparaba con el dolor que sentían Bella y Jasper. Por un lado, estaba la Swan menor. Quien se sentía completamente miserable y lloraba casi a diario, tuvieron que pasar algunos meses para que recuperara el control de su vida.
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FRANCESCA SWAN || Jasper Hale ✓ *Editando*
FanficDespués de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo. ¿Será prudente la presencia de ocho v...