Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
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Día 1
Al amanecer, apenas unas horas después de la reunión, Francis y Charlie acompañaron a Renée hasta Port Angeles para tomar su avioneta. Su madre hizo prometer a Francis que la visitaría en Jacksonville antes de que volviera a Seattle para reanudar su siguiente semestre en la universidad.
La castaña debía admitir que extrañaba mucho a su mamá. No podía esperar a que terminara todo asunto con los neófitos para tener unas vacaciones tranquilas visitando a su madre y a Phil.
Cuando regresaban de Port Angeles, Francis le pidió a su padre que la dejara cerca de la reservación para visitar a Nick.
Francis tocó la puerta de la casa de Emily suavemente.
—¡Francis! —exclamó la prometida de Sam cuando le abrió.
—Hola, Emily.
—Vamos, pasa —invitó—. Los chicos están aquí.
La manada estaba repartida entre la sala, el comedor y la cocina, como siempre.
Francis sonrió. La manada alzó la vista y algunos se acercaron.
—Hey, chica —saludó Jared—. ¡Qué entrada!
Seth rió junto con Quil. —¿Viste sus caras pálidas? Fue un poema.
—Tenemos que hacerlo de nuevo esta noche, Franchu —comentó Nick sonriendo, pasando un brazo por sus hombros.
La castaña rió. —Por supuesto —contestó—. ¿A qué hora?
—Hoy será a las once —respondió Jared.
—Pasaré por ti díez minutos antes, Frankenstein —avisó Nick.
La castaña se quedó casi toda la tarde en casa de Emily, hasta que los muchachos tuvieron su entrenamiento. Era principalmente para los más jóvenes, como Seth, Collin y Brady, pero todos tenían que estar presentes.
Por supuesto, invitaron a Francis a quedarse a observar. Tal parecía que Sam la prefería sobre Bella.
Estaban cerca de la playa, en un claro oculto por los árboles. La castaña los veía correr a una velocidad increíble, Sam les tomaba el tiempo y los ponía a hacer diferentes ejercicios.
Casi al final del entrenamiento, Francis recibió una llamada de Dakota.
—¿Hola?
—Hey, Fran —contestó Dakota—. ¿Dónde estás? Llamé a tu casa pero tu hermana dijo que no estabas.
—Estoy en la playa —contestó Francis en automático. Pero inmediatamente se arrepintió ¿Qué más le diría? Ella le había jurado a Dakota que no hablaba con Nick. Sin embargo, su amiga ya tenía sospechas de que eso era mentira desde que estaban en Seattle; y ahora, le daba otra razón para desconfiar diciendo que estaba en la reservación Quileute.
