Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
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Carlisle fue el único que conservó la calma. —Emmett, Jasper, llévense de aquí a Amelia.
Emmett, que estaba serio por vez primera, asintió. —Vamos, Ame.
La rubia tenía una expresión demente en los ojos.
Jasper se puso delante de Amelia, aunque se mantuvo a una cautelosa distancia de sus dientes, y ayudó a Emmett en su forcejeo para sacarla por la puerta de cristal que Esme sostenía abierta, aunque sin dejar de taparse la nariz y la boca con una mano.
Esme parecía avergonzada. —Lo siento tanto, chicas —se disculpó antes de seguir a los demás hasta el patio.
Carlisle se arrodilló al lado de Bella y se inclinó para examinar su brazo. Francis aún estaba en shock, sólo miraba a su hermana con terror. Ni siquiera notó cuando los demás salieron de la casa. Alice, quien se había quedado ahí, ayudó a Francis a moverse.
—Déjame revisarte —pidió la vampira mirando sus piernas con pequeñas cortadas sangrantes en todas direcciones.
Francis reaccionó. —¡Bella! Lo siento mucho, es mi culpa —lloriqueó.
Bella se había levantado y Carlisle estaba enrollando un pedazo de tela en su brazo. —Estoy bien, Fran —su voz sonó firme—. ¿Qué pasó contigo?
Francis guardó silencio recordando lo que le había dicho su amiga. Buscó su celular pero ya no lo traía en las manos, lo recogió del piso.
—Traeré el maletín —ofreció Alice aprovechando el momento.
Carlisle las hizo pasar a la cocina para limpiar sus heridas.
Alice regresó rápidamente. Dejó el maletín negro de Carlisle encima de la mesa, cerca del pequeño foco de luz. La duendecilla hizo sentar a Francis en un taburete y colocar sus piernas en otro delante de ella para mantener sus piernas estiradas. Y procedió a limpiar sus cortes.
—La novia de Adam falleció —comentó Francis de repente. Los dos vampiros y Bella voltearon a verla. Ella sólo miró al piso.
—¿El hermano de Dakota? —preguntó su hermana sorprendida—. ¿La conocías?
Francis la miró. —Sí, desde luego —respondió con un nudo en la garganta—. Denisse prácticamente se encargó de encontrarnos el departamento, y nos ayudó con la compra de nuestros muebles. También estuvo en la mudanza. —prosiguió—. Salimos varias veces, con Dakota y Adam. Es... era muy agradable. La clase de persona que quieres en tu vida desde el principio y ahora... ya no está.
—Lamento escuchar eso, Francis —dijo Carlisle sincero.
—Yo también —murmuró Francis.
Nadie más dijo nada. Carlisle se dedicó a limpiar y coser la herida de Bella, y Alice limpió totalmente los cortes de Francis, sólo uno fue ligeramente profundo y sangró de más, pero después de unos minutos se detuvo. La duendecilla no se inmutó con la sangre, Alice amaba a Francis y a Bella, podía soportarlo.
