Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
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La segunda cita con Jasper fue igual de increíble que la primera. Iniciaron con una visita al Acuario, en donde Francis se enamoró de los peces y quiso ponerles nombres divertidos a todos. Después fueron a ver El joven manos de tijera, de Johnny Depp y Winona Ryder, para Francis era una clásica de ver en víspera navideña.
Solo que Jasper casi no miró la película ni observó a los peces, él no podía despegar la vista de su humana. No podía creer que alguien tan pura y noble como Francis, quisiera estar con alguien como él. No era por su condición de vampiro, ella no sabía nada de eso. Era porque Jasper venía luchando contra una depresión profunda, por mucho tiempo se sintió triste y desdichado. A veces pensaba que no se merecía a esa chica alegre y apasionada.
Claro que sus inseguridades se desvanecían cuando ella le dedicaba una sonrisa. Una que sólo ella podía darle, una que daría lo que fuera para verla todos los días de su existencia.
Para Nochebuena, Francis ya tenía la casa repleta de luces y adornos navideños. Ese día, Charlie y ella compraron comida preparada, se dedicaron a ver películas y repeticiones de juegos de Fútbol.
El día de navidad, la castaña le regaló a su padre una pintura de un lago, con varias truchas saltando fuera del agua.
—Me encanta —le dijo su padre contento—. Ahora abre el mío —dijo, pasándole una pequeña caja de terciopelo negro.
La castaña la abrió emocionada. Era un relicario de oro, tenía forma de libro, los bordes sobresalían con un bonito decorado, y en el centro, estaba grabada una "F".
A Francis le fascinó. —¡Dioses! Me encanta, papá.
Charlie sonrió algo avergonzado. —Creí que te gustaría. Lo encontré en una tienda de antigüedades —comentó señalando el collar—, puedes guardar algo pequeño dentro.
—Gracias, papá —la castaña corrió a abrazarlo—. Te amo.
Charlie correspondió a su abrazo torpemente. —También te amo, hija.
La semana siguiente pasó muy rápido, Francis hizo un par de llamadas a su madre y a Bella, reportando que ya todo estaba listo para la llegada de su hermana. Ya la habían matriculado en la preparatoria, y habían dedicado un día entero en arreglar su habitación.
Francis se reunió con sus amigos un par de veces en la casa de Nick, el chico insistía en planear la ocasión en que Francis le pidiera a Jasper que fuera su novio. La castaña y Dakota rechazaron todas sus ideas, la mayoría absurdas, como en la que sugirió que Francis le cantara una canción romántica con las porristas en la cafetería de la escuela y al final sacara un letrero con la pregunta. Era simplemente ridículo y humillante.
Luego, en año nuevo, Francis cocinó una rica cena. Charlie ayudó un poco, pero la mayoría del tiempo sólo observó a su hija moverse por la cocina.
