Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
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Más tarde, cuando los amigos de Francis se retiraron de la fiesta, la castaña buscó a su hermana para irse también. Ella aún ignoraba todo lo que se les venía encima.
Encontró a Bella en un pasillo abrazada a Edward. Francis bufó, pero luego dio un brinco de susto cuando alguien tomó su hombro.
Era Jasper, quien tenía una expresión perturbada en el rostro. El rubio la tomó de la mano y la guió hacia su auto. Francis entendió que él la llevaría a casa.
—¿Estás bien? —preguntó una vez que ambos estuvieron dentro del vehículo.
Jasper arrancó el auto mientras buscaba cómo decirlo sin alterar a Francis. Se tomó algunos minutos antes de contestar.
—El ejército viene hacia Forks —reveló en tono bajo.
—¿Cómo dices? —exclamó desconcertada.
—Alice los vio. Llegarán en cuatro días contando desde mañana... —el rubio dudó—. Vienen por tu hermana.
Francis no respondió. Lo miraba estupefacta, mientras procesaba la idea de que Bella estaba siendo amenazada, fue peor al saber que tenían muy pocos días.
El estómago le dio un vuelco y sintió náuseas.
Jasper la miró preocupado. —La manada luchará con nosotros —prosiguió cuidadoso.
Francis bajó la ventanilla del auto, necesitaba aire fresco.
—Relájate, por favor.
—Claro.
—Esto va a salir bien, Frannie, lo presiento.
La castaña apretó los dientes con fuerza.
—Escúchame, Frannie, esto va a ser fácil. Vamos a tomar por sorpresa a los neófitos, que no tienen ni idea de la presencia de los licántropos. He visto cómo actúan en grupo, y de verdad creo que las técnicas de caza de los lobos van a funcionar con mucha eficacia. Una vez que estén divididos y sorprendidos, ya no van a ser rivales para el resto de nosotros.
—Claro, va a ser pan comido —murmuró en tono apagado.
El rubio se estacionó cerca de su casa. Francis no divisó el auto de Edward, pero supuso que no tardarían en llegar.
—Ya verás como sí —Jasper le acarició la mejilla—. No te preocupes ahora.
Francis de verdad estaba angustiada, y tenía miedo por todos. Quería ser de ayuda, pero entendió que no podía.
La castaña se enfocó en el rubio, él tenía sus ojos dorados sobre ella. A pesar del contexto en el que se encontraban, la seguía mirando con ojos brillantes. El chico no pudo resistirse y la abrazó.
Francis se sobresaltó un segundo, pero al sentir los brazos de Jasper enrollándose en su espalda, se tranquilizó, y lo abrazó de igual manera.
—De acuerdo, ¿Cuál es el plan? —preguntó una vez que se separaron.
