La castaña llegó a su hogar después de su sesión de entrenamiento con las porristas, pensando qué iba a cocinar para la cena. Fue directamente a la cocina, pero no había muchas cosas para preparar. Sacó unos cuantos billetes del frasco destinado para los alimentos, y subió de regreso en Joan, conduciendo al supermercado.
Aún traía puesto el uniforme de porrista, y a decir verdad, no le gustaba el diseño de la escuela de Forks, le parecía aburrido, soso, y los colores no eran sus favoritos, pero era viernes y le dio flojera ir a cambiarse.
Aparco cerca de la entrada del supermercado, se puso una cazadora encima del suéter del uniforme, y entró a la tienda. Con una lista mental de lo que faltaba en casa, no tardó mucho tiempo en encontrar toda la despensa que necesitaba.
Al final, fue al pasillo de las golosinas, pues quería llevarle frituras a su padre y buscar unos chocolates para ella. Había sólo una persona en el pasillo, apenas la miró con la visión periférica cuando estacionó su carro y tomó las frituras que le llevaría a Charlie. Después de buscar unos segundos en la estantería, no encontraba lo que quería.
—Hola Francis —dijo la persona que estaba ahí antes.
Reconoció la voz al instante. Era Jasper Hale.
Volteó un tanto sorprendida. —Hola Jasper —sonrió—, no te había visto.
—¿Comprando la despensa?
—Sí, mi papá no es muy bueno en eso —dijo, y se rió.
A Jasper le brillaron los ojos. —Entiendo. ¿Buscabas algo en especial? —preguntó, señalando la parte de arriba del estante.
—Sí, chocolate.
—Déjame ayudarte, señorita.
Francis recordó la última nota «señorita Francis», Jasper era el único que le decía señorita. ¿Será posible que él sea el chico de los recados? Cada vez estaba más convencida de que sí, no tenía pruebas, pero algo le decía que no estaba equivocada. Sin embargo, respetaría su decisión y esperaría a que él le dijera.
—¿Francis? ¿Estás bien? —preguntó, casi parecía preocupado.
La castaña se había quedado sumida en sus pensamientos, y Jasper se acercó más a ella.
—Ah, sí perdón —contestó regresando a la realidad—. Eh, ¿qué me decías? —se sonrojó un poco cuando se dio cuenta de la cercanía.
Jasper sonrió. —¿Qué chocolate buscabas?
—Ah, bueno... un poco de chocolate negro.
El rubio buscó entre los estantes de arriba y sacó un par de barras de chocolate amargo. Se movió con tal gracia y elegancia que Francis se preguntó por qué no había notado antes al chico. Quedó hipnotizada.
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FRANCESCA SWAN || Jasper Hale ✓ *Editando*
Fiksi PenggemarDespués de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo. ¿Será prudente la presencia de ocho v...