Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
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Unos días después de que comenzaran las clases, los Swan recibieron visitas. Eran Billy y Jacob Black. Francis los reconoció porque su padre le había dicho que su amigo Billy ahora estaba en silla de ruedas.
Charlie ayudó a Jacob a bajar a su padre de la camioneta y luego, todos entraron. Se acomodaron en la sala de estar y la castaña saludó. —¡Hola, señor Black!
—Hola, Francis. Por favor, llámame Billy —contestó—. Me alegro que hayas decidido venir a vivir con Charlie, él no ha parado de hablar del asunto desde que se enteró.
Francis rió un poco. —Ya lo creo.
—¿Te acuerdas de Jacob? —preguntó Charlie, cambiando el tema.
—¡Por supuesto! —contestó—. Tú y tus hermanas quedaban con Bella, ¿no es cierto?
El chico, que parecía tener unos quince años, respondió con una sonrisa. —Es correcto.
—Es un gusto volver a verlos —dijo, sincera.
—Tal vez podríamos organizar un día de pesca, como en los viejos tiempos —sugirió Billy.
—Seguro —contestó Francis sonriendo—. ¿Y tus hijas, Billy?
Rachel y Rebecca eran las hijas mayores de Billy, solían quedarse con Bella cuando los adultos y Francis se iban de pesca a la Reserva Quileute.
—Rachel consiguió una beca del Estado de Washington —respondió Jacob—. Y Rebecca se acaba de casar con un surfista y ahora vive en Hawaii.
Francis se sorprendió, las gemelas eran de su misma edad. —Vaya, es estupendo —dijo.
—¿Y tu hermana? —le preguntó Jacob.
—Bella se quedó con mamá en Phoenix —respondió sonriendo—. Está en su penúltimo año en la escuela, y le gusta la tranquilidad, así que... terminará viniendo.
Platicaron durante un par de horas, Jacob era muy agradable y Billy siempre tuvo preferencia por Francis. Después cenaron todos juntos y, cuando entró la noche, los invitados se retiraron a su reservación. Fue una noche amena, sobretodo porque Charlie parecía satisfecho con la interacción entre su hija y sus amigos.
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Las semanas pasaban rápidamente.
Forks le asentó bien a Francis, se sentía relajada. En Phoenix, su vida era más acelerada, por lo cuál el estrés y la ansiedad siempre estaban presentes. Incluso, a veces llegaba a ser algo explosiva, por lo que peleaba con sus amigos y novios, ocasionando que sus relaciones se rompieran.
Esta situación se aplacó gracias al deporte, el estar ocupada en un ejercicio la calmaba mucho.
Así que, por recomendación de una de sus amigas de Phoenix, la cuál estaba algo preocupada porque cambiara su rutina de atletismo, Francis hizo audición para entrar al equipo de porristas.
