Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
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La primera semana de marzo, un martes por la tarde, entró una llamada al teléfono de casa de los Swan.
—¿Hola? —contestó Francis.
—¿Francis? —dijo una voz chillona—. ¡Soy Jessica!
—Ah, hola Jessica —respondió—. ¿Quieres hablar con Bella?
—Sí, por favor.
Francis dejó el teléfono y fue a buscar a su hermana a la sala.
—Bella, te llama Jessica Stanley —avisó.
Su hermana fue a contestar, y Francis escuchó parte de la conversación. Jessica le pedía permiso a Bella para invitar al baile de primavera a Mike Newton. Francis no escuchó más, porque recordó que el baile era en dos semanas, y se suponía que era de esos eventos en donde las chicas invitaban a los chicos. Había olvidado preguntarle a Jasper, claro que él era su novio, pero no podía darlo por sentado.
La mañana siguiente, Francis llegó muy temprano al estacionamiento de la escuela para esperar a Jasper. Apenas divisó al rubio, sonrió.
—¿Quieres ir conmigo al baile de primavera? —preguntó, cuando él llegó a su lado.
Jasper sonrió ampliamente. —El mejor saludo de la historia —opinó. Puso una mano en la cintura de Francis, para acercarla más a él y susurró contra sus labios: —Me encantaría ir contigo, señorita Swan. ¿Puedo besarte ahora?
—Puedes —aceptó, sonriendo.
Jasper tomó su rostro entre sus frías manos, y juntó los labios suavemente con los de Francis en un pico tierno y prolongado. A pesar de que habían sido pocas veces, cada vez que se besaban, una electricidad recorría el cuerpo de la castaña que la hacía delirar. O tal vez esa electricidad se debía que se estaba enamorando del rubio, en cualquier caso, no le molestaba en lo absoluto.
Al separarse, Jasper dijo sin pensar: —Te quiero, Frannie.
Francis abrió los ojos un poco por la sorpresa, pero su sonrisa de amplió. —También te quiero, Jazz.
Luego, entraron a clase tomados de la mano.
Cerca del mediodía, mientras Francis y Bella caminaban juntas hacia la cafetería, con Dakota y Angela por delante de ellas, la mayor se atrevió a preguntar:
—Entonces, ¿no irás al baile?
—No sé por qué te sorprende —replicó la menor—. Sabes que nunca voy a esos bailes.
—Ya lo sé, pero varios chicos querían ir contigo —comentó Francis. Estuvo muy sorprendida cuando su hermana le confesó que a pesar de que era un baile en donde las chicas tenían que invitar a los chicos, a ella le habían preguntaron tres muchachos: Mike, Eric y Tyler—. Pensé que quizá podrías estar interesada en alguno.
