Capítulo 9. La tormenta

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Día 4: Día de la batalla

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Día 4: Día de la batalla.

Faltando veinte minutos para las seis, Charlie despertó a Francis para irse al lago. La castaña pudo notar el entusiasmo de su padre, y eso la hizo feliz.

Una vez en la camioneta de Billy, Charlie condujo por la carretera hacia el este. Aún no salía el sol, por lo que su padre iba a una velocidad media, y Francis aprovechó para observar lo que podía del paisaje. El territorio de la reservación era basto, contaba con diferentes ríos y lagos a los que podían acudir. Pero había uno en especial, al que a Charlie le gustaba llevar a Francis cuando tenía alrededor de doce años.

El lago era pequeño en sí, sin embargo, el paisaje de los alrededores era mágico. Las montañas, el bosque y el agua, hacían que fuera una experiencia única.

Y ahí estaban: acomodando sus cosas frente al lago para un largo día de pesca. Francis y Charlie acomodaron el bote en el agua, mientras Billy preparaba los anzuelos.

—Elegiste un grandioso día para pescar, Francis —comentó Charlie, repasando el cielo.

—Ah, estupendo —contestó la castaña, mientras un nudo se hacía en su estómago. Si Charlie supiera...

—¿Dónde tienes los señuelos, Charlie? —preguntó Billy.

Su padre repasó todas las cosas que habían llevado al lago, y no encontró lo que buscaba. —Debí dejarlos en la camioneta —contestó—. Ahora vuelvo.

Francis se acercó a Billy, ambos miraban al oeste, donde se suponía que se llevaría a cabo la batalla.

—Ojalá pudiera acompañarlos —comentó el hombre, con tono amargo—. Qué duro es ser viejo, Francis.

La castaña puso una mano en el hombro de Billy, en señal de apoyo.

Algunas horas después, Charlie, Billy y Francis llevaban un botín de pescado mayor al que esperaban para mediodía. La castaña parecía tener buena mano con la caña, ella quería creer que simplemente estaba teniendo suerte.

Charlie seguía muy entusiasmado con la presencia de su hija mayor. Hablaba hasta por los codos. Para esa hora, ya había rememorado todas las veces que Francis los acompañó a pescar cuando tenía entre díez y doce años. Además de eso, él ya había hecho diversos planes para pescar en mar abierto con ella.

Billy, por otro lado, con el pasar de los minutos se ponía más nervioso. Miraba angustiado hacia el bosque y las montañas. Cada que Charlie se volteaba, Francis le hacía señas a Billy para que se relajara, la estaba poniendo nerviosa también y lo que menos querían es que su padre sospechara.

De repente, su padre paró lo que estaba contando acerca de su trabajo, y dijo. —Uhm, esto... Necesito ir al baño —miró a su hija, algo avergonzado.

Francis asintió con una pequeña sonrisa. —Regresemos a la orilla.

Los tres recogieron sus cañas y remaron hacia donde habían dejado sus cosas.

FRANCESCA SWAN || Jasper Hale ✓ *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora