Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
Todo el acto contiene escenas de lenguaje ofensivo, violencia, problemas emocionales y mentales. Leer con responsabilidad.
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Apenas comenzó el verano, Francis y Dakota se mudaron a su nuevo apartamento en Seattle. La castaña consiguió un empleo de medio tiempo en el que le iba muy bien y, a finales de agosto, comenzó a estudiar la universidad en la carrera de sus sueños. Además, Jasper se había mudado a Seattle para estar cerca de ella. Francis se sentía plena, las cosas no podían salirle mejor.
La castaña terminaba de arreglarse para un viaje rápido a Forks, a celebrar el cumpleaños de Bella, cuando tocaron el timbre de su departamento. Probablemente era Jasper.
—¡Un momento! —gritó. Se colocó unos botines de tacón, que combinaban con su vestido negro de flores, y salió de su habitación apresuradamente hacia la puerta.
Pero se detuvo de golpe estando en el pasillo, pues observó cómo Dakota entró, muy nerviosa y con los ojos llorosos, por delante de Jasper. Su novio miraba con gesto preocupado a su amiga.
—¿Qué está mal? —preguntó Francis de inmediato, acercándose a ellos.
—Es Denisse —musitó Dakota, abatida, y se dejó caer en el sofá.
Denisse era la novia de Adam, llevaban poco tiempo juntos, menos que Francis con Jasper. Al llegar a vivir a Seattle, las chicas la conocieron, era una rubia muy agradable con padres empresarios. De hecho, Adam trabajaba para la misma empresa, así fue como conoció a Denisse.
Francis y el rubio se sentaron cerca de Dakota. —¿Qué pasa con ella? —preguntó la castaña, al tiempo que Jasper calmaba a la pelinegra con su don.
—Tuvo un accidente —respondió, con los ojos cristalizados—. Adam me llamó y me pidió que fuera a acompañarlo al hospital. Vine a pedir tu auto prestado.
—No puedes conducir así —intervino Jasper—, estás muy nerviosa.
Dakota negó. —No conduciré —prometió—. Tom vendrá conmigo.
La pelinegra estaba saliendo con un chico llamado Thomas, lo conoció apenas llegaron a la ciudad, hace poco más de dos meses.
—Claro, puedes llevártelo —aceptó Francis—. ¿Adam estaba con Denisse a la hora del accidente?
—No, él estaba en la empresa —respondió—. Denisse iba a verlo.
—¿Y cómo está Denisse? —preguntó de nuevo.
—No me lo dijo. Aún no hay noticias.
Francis se levantó a preparar un té para Dakota. Cuando estuvo listo, lo puso en un termo y lo metió en la bolsa de la pelinegra. Apenas unos segundos después, tocaron el timbre de la entrada, y Francis abrió la puerta encontrándose con Tom. Un chico alto y esbelto, aunque no tanto como Jasper, de cabello castaño y ojos verdes.
