Capítulo 15. El paseo

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El tiempo era algo que para Venus ya no valía nada

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El tiempo era algo que para Venus ya no valía nada. Seguía su rutina al pie de la letra, le gustaba leer novelas y aprender nuevos idiomas. Después de unas semanas estudiando Italiano, lo entendía casi perfectamente; así que Zaro sugirió seguir con el Francés y Portugués.

En cuanto a Somi, se había vuelto rutina que ambas chicas conversaran todo el tiempo. La coreana le hablaba de sus conocimientos sobre su cultura y costumbres, mientras que Venus le contaba sobre libros que recientemente había leído. La castaña se sentía muy cómoda.

Un día, cuando Venus resolvía un libro didáctico en Francés, alguien tocó a su puerta.

—Pase.

Por el umbral, pasaron dos vampiros conocidos, Alec y Enrico. Sin embargo, había un hombre con ellos, un humano. Venus se levantó de la mesa y los miró curiosa.

—¿Qué es esto? —inquirió.

Alec empujó al hombre hacia ella, Venus se movió al lado contrario para no chocar con él.

—¿Por qué no pruebas un poco de sangre directo de la vena? —sugirió Alec, severo.

Venus estaba confundida. Por meses le dieron de beber bolsas de sangre y ahora quieren que asesine a un humano, ¿Antes no tenían problemas pero en este momento sí?

—¿Por qué? —replicó de la misma manera.

—Queremos que pruebes más cosas aparte de la asquerosa sangre envasada.

Ella alzó las cejas, sorprendida por la actitud de Alec. Miró a Enrico, pero él solo veía al suelo.

—No —respondió con firmeza.

Alec se acercó más, tomó al hombre por el cuello, quien estaba temblando de miedo y lo colocó frente a ella.

—Quise ser amable porque eres una dama, pero ahora te lo ordeno —le dijo—. Bébelo.

Venus lo retó con la mirada. —No.

Alec apretó la mandíbula, no acostumbrado a que lo desobedecieran. —No fue una pregunta.

—Dije que no —contestó entre dientes.

Alec apretó los puños, no quería utilizar sus dones contra ella. En cambio, tomó al hombre de tal manera que su cuello quedó expuesto; y encajó los colmillos en él, salpicando sangre por el piso. Venus observó horrorizada lo que Alec hacía, dio varios pasos hacia atrás.

Luego, el vampiro desenterró la cara del cuello del hombre y lo llevó hacia ella. —¿Lo ves? Así se hace.

—¡No quiero hacerlo, Alec! —exclamó. Se estaba enfadando.

—No es tan difícil, Venus —le dijo Alec, justo frente a su cara. Estaban peligrosamente cerca, los ojos rojos de Alec brillaban con malicia.

El vampiro iba a acariciar su mejilla con el dorso de su mano, pero la castaña tomó su muñeca antes de que Alec la tocara.

FRANCESCA SWAN || Jasper Hale ✓ *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora