Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
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El jueves, la mayor presentaba su examen general para entrar a la universidad. Ese día, Francis llevó a su hermana a la escuela y de ahí, se iba a Port Angeles a realizar su evaluación. Se encontraban en el estacionamiento del colegio, habían llegado muy temprano y la mayor debía esperar a Dakota y Nick, quienes irían en su camioneta hasta el otro pueblo.
Bella aún no bajaba de Joan, esperaba a que los amigos de su hermana llegaran. —Entonces, ¿mandarás solicitud para la Universidad de Alaska? —preguntó, para matar el tiempo.
Francis frunció el ceño. —No, ¿por qué lo haría?
—Bueno, creí que así podrías ir con Jasper —admitió Bella—. Ya sabes, para que él pueda salir... durante el día.
Francis estaba muy sorprendida, no sabía que su hermana tuviera esos pensamientos. No le gustó. —Bella, no tomaré decisiones sólo porque mi novio es un vampiro —aclaró—. Vaya, y aunque no lo fuera, tampoco lo haría. Es mi futuro, escogeré lo que me gusta a mí, no lo que me acerque más a él.
Bella se mordió el labio y desvió la mirada.
—Y no quiero ver que tú lo hagas —prosiguió—. Porque te juro, Bells, si mencionas que quieres ir a Alaska te asesinaré.
—Ya, entiendo —dijo la menor, secamente.
—Bella, escúchame bien —exigió Francis, seriamente—. Edward puede tener un gran paquete allá abajo...
—¡No quiero escuchar eso! —interrumpió Bella, casi gritando.
—De acuerdo, lo diré de otra forma, Virgen María —Francis rió y luego volvió a su gesto serio—. Él puede ser el hombre, pero tú tienes el poder, Bella, no lo olvides —por el retrovisor, observó al Volvo estacionarse—. Y será mejor que Edward tampoco.
—No te preocupes —dijo su hermana bajando apresuradamente de Joan—. Éxito en tu examen.
—Gracias, Bells —contestó—. Te veré en la cena.
El auto de su amiga se estacionó a su lado, y enseguida, bajaron Nick, Angela y Dakota. Sus amigos se montaron en Joan e iniciaron el viaje que marcaría el rumbo de su futuro.
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El domingo, la castaña había invitado a Jasper a su casa, ya que su padre había ido a pescar. Apenas era mediodía cuando su novio apareció en su puerta
—¿Qué planes tenemos para hoy? —preguntó Francis.
—Eh... —el rubio vaciló antes de contestar—. ¿Qué te parecería conocer a mi familia? A todos ellos.
