Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
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Febrero.
Adam tenía un nuevo proyecto: formar una banda. Él sería el vocalista y tocaría la guitarra, Malcolm el teclado, Dakota tocaría el bajo y Francis, por supuesto, la batería. Ahí se enteró que su amiga pelinegra también tocaba algunos instrumentos, lo que le pareció fabuloso. El asunto era que Francis llevaba poco más de un mes tocando la batería y no estaba a la altura de sus amigos.
—No te preocupes por eso—le había dicho Adam—. Eres una baterista innata, mejorarás mucho con el tiempo.
Francis aceptó porque desde que dejó de ir a Forks, tenía mucho tiempo libre los fines de semana. Y además, la pasaba bien con los chicos, disfrutaba de su compañía. Practicaban muy duro, Francis se exigía más que todos ahí para estar al mismo nivel que sus amigos.
—Si nos contratan en un bar, ¿qué canción tocaríamos? —preguntó Adam de repente. Estaban en una pausa de su ensayo, descansando mientras comían hamburguesas y papas fritas.
—Eso depende del tipo de bar —contestó Dakota—. No vamos a tocar pop en un bar lleno de metaleros.
Francis rió. —Es verdad —coincidió—. Por eso tenemos que ser versátiles.
—De acuerdo —aceptó Adam, pensativo—. Hasta ahora hemos ensayado canciones de rock clásicas...
—Tenemos que agregar algunas de pop —agregó Malcolm asintiendo.
—¿Y si hacemos una lista de sugerencias? —preguntó Dakota emocionada—. Tengo unas muy buenas.
Adam miró a Francis y al rizado.
La castaña se encogió de hombros. —No conozco tanta música como para hacer una lista, pero buscaré unas cuantas en el iPod de mi hermana.
—Eso está bien —aceptó Malcolm.
El día siguiente, Francis regresó la casa del rubio con unas cuantas sugerencias de canciones. Todas eran de Michael Jackson.
—Bad, Billie Jean, Smooth Criminal —leyó Adam en la playlist de su iPod—. Son buenas, pero...
—¿No es pop? —lo interrumpió Francis—. ¿No Michael Jackson era el rey del pop? Espera... ¿O era del rock? —dijo confundida.
Malcolm rió. —Sí, es del pop —contestó—. Pero antes de que llegaras estábamos pensando que sería mejor tocar algo reciente, ya sabes, más actual.
Francis negó. —No conozco nada.
—Nosotros tampoco —respondió Adam—. Dejemos que mi hermana nos salve.
Dakota llegó media hora después con una lista de treinta canciones, y exigió que las ensayaran todas porque era pecado no hacerlo. Al final, Adam y Malcolm eligieron sólo diez canciones.
