Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
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Los minutos pasaban. Jasper cada vez se ponía más nervioso porque su chica no aparecía. Se jalaba el moño de su traje con impaciencia.
—Jazz, deja ese moño —riñó Esme en voz baja, y puso sus manos en su cuello para poner todo en su lugar.
Edward se rió a su lado. —¿Nervioso? —se burló—. ¿Se habrá arrepentido y ahora se encuentra en un avión hacia Australia?
Jasper le dedicó una mirada asesina. Se escucharon las risas de Amelia y Emmett, quienes estaban sentados en la primera fila de la (no tan pequeña) ceremonia organizada por Alice.
—Yo no te molesté en tu boda —contestó el rubio.
—Apenas llegaste para vernos recibir los votos y no te quedaste a la recepción —replicó Edward, mirando mal a su hermano.
—Niños, basta —regañó Esme, con voz dulce que pretendía ser firme.
En ese momento, entró corriendo una chica asiática de baja estatura, detrás de ella iba un vampiro alto y de cabello largo, y al final, una vampira con aspecto de duende, quien iba irritada.
—¡Ya viene! ¡Ya viene! Lo siento, asuntos de la jefa, ustedes entienden —dijo Somi jadeante, hacia los invitados. Y junto con Demetri y Alice, se colocaron en sus respectivos lugares.
Somi se paró junto a Bella y Dakota, en la fila de las damas de honor. Demetri tomó asiento junto a Athenodora y Sulpicia en la tercera fila del lado de los invitados de la novia, y Alice se sentó junto a Esme y Carlisle, quedando casi frente a Jasper.
—¿Qué sucedió? —susurró Bella a Somi.
La coreana se rió. —Tuvo un contratiempo con una vampira extranjera. Debiste ver la cara de Alice cuando le dijo que debía atender ese asunto, estoy segura que la quería asesinar en ese momento.
Los vampiros que escucharon a Somi sonrieron al imaginar la escena, Francis siempre quería ayudar a todo mundo, no importando si era en el día de su propia boda.
No por nada era conocida como Francis "la benévola", lideresa del clan más grande de seres sobrenaturales, responsables de las antiguas leyes Vulturi, ahora conocidas como leyes «Sonders» en honor al nombre de su nuevo clan «Los Sonderi», quienes estaban conformados por vampiros, algunos humanos, híbridos y metamorfos. Una agrupación jamás antes vista, aunque ellos se consideraban una familia.
La música comenzó a sonar. Todos los presentes se levantaron cuando las puertas de la habitación se abrieron. Primero entró la ya no tan pequeña Fanny, regando pétalos de rosas por la alfombra, y enseguida entró Francis, caminando lentamente del brazo de su madre, Renée. Las tres andaban con una amplia sonrisa.
El novio, Jasper, no pudo evitar sonreír también al ver a su prometida. Francis portaba un vestido blanco con escote en "V", de manga larga y falda amplia de tela lisa, muy minimalista; en la mano izquierda, llevaba un ramo de peonías rosas y blancas.
