Capítulo 9. Nueva psiquiatra y Drogas

2.9K 266 30
                                    

Marzo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Marzo.

Francis estaba en su habitación. Faltaban dos horas para ver a su nueva psiquiatra y estaba ansiosa. Escuchaba música mientras tocaba una batería imaginaria cuando abrieron la puerta de su cuarto. Era Adam.

—Hola, A —dijo, quitándose los auriculares.

—Hola, tú —saludó el pelinegro sonriendo—. ¿Y Dakota?

Francis inclinó la cabeza incrédula. —Tú sabes dónde está.

Adam rodó los ojos. —Tom.

La castaña rió. —Sí.

—¿Ya cenaste?

—No —contestó—. ¿Tú?

El pelinegro negó. —¿Preparamos algo?

Francis consultó el reloj en su teléfono. —Mejor vayamos a algún lugar —respondió—. En una hora tengo que salir para llegar a mi cita con la psiquiatra.

—¿Qué? ¿A esta hora? —exclamó Adam asombrado—. Pero si son las ocho de la noche, ¿vas a salir a las nueve para tu cita?

—Sí —contestó—. La doctora Hayes trabaja en horario nocturno para los que no podemos ir en el día.

—Sigue siendo tarde —comentó—. Vamos a cenar y te acompañaré a tu reunión.

Para ese punto, ya no era raro para ellos salir a comer o preparar comida juntos. De hecho, ya era una rutina establecida. Así que, después de cenar en un restaurante de comida China, Adam condujo su auto cerca de treinta minutos hasta una zona bastante lujosa en Seattle.

El pelinegro aparcó en la calle y ambos chicos bajaron del auto para entrar al lujoso edificio donde estaba el consultorio de la doctora Hayes. Les pidieron registrarse en la recepción, y luego subieron al piso indicado.

Una vez en la sala de espera, se sentaron cerca diez minutos a charlar sobre el futuro de su banda, hasta que la doctora se desocupó y, luego, llamaron a Francis.

—Tú puedes —le dijo Adam, con una sonrisa.

—Gracias, A.

La castaña siguió por la puerta que le indicó la secretaria. Apenas cruzó el umbral, y dio unos pasos dentro, se detuvo.

Miró a la psiquiatra, quien se acomodaba las lentillas. Tenía un porte muy elegante, facciones pálidas y delicadas, muy hermosas. Su cabello rubio le caía hasta los hombros, y usaba un labial rojo espectacular. Era bellísima.

Francis ya había visto eso antes... En vampiros.

—Bienvenida, Francesca —le sonrió abiertamente la psiquiatra Hayes.

El corazón de Francis latió a mil por hora cuando escuchó la voz melodiosa y perfecta de la doctora, una vez más confirmando lo que era.

—¿Te sientes bien? —preguntó Hayes, levantándose de su silla.

FRANCESCA SWAN || Jasper Hale ✓ *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora