Después de mucho tiempo, Francesca regresa a un pequeño pueblo en el estado de Washington para vivir con su padre, Charlie Swan. A sus casi dieciocho años, espera tener un último curso de preparatoria tranquilo.
¿Será prudente la presencia de ocho v...
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Adam y Francis estaban en una plaza comercial cerca de su departamento. Dieron vuelta en un pasillo y se encontraron con el área de tiendas de instrumentos musicales.
—Vaya —exclamó Francis—. No sabía que eso existía.
Adam rió en tono bajo. —Bienvenida a mi mundo —dijo, y señaló una tienda en especial—. Esa es mi favorita. Vamos.
El pelinegro tomó el brazo de Francis y la guió dentro del establecimiento. La tienda era realmente grande.
—Aquí venden de todo —explicó Adam—. Puedes probar los instrumentos y elegir el que más te guste.
Llegaron a un pasillo. —Aquí están los instrumentos de viento: saxofón, flauta, trompeta, oboe... —los señalaba al decir su nombre.
—¿Cómo sé si me gustará alguno? —preguntó Francis mirando las flautas.
—No sé, simplemente lo sientes —contestó el chico con simpleza—. Hay que probarlos.
Francis intentó tocar los instrumentos que el pelinegro le sugirió, pero a ella no le llamaron la atención.
—Muy bien —dijo Adam—. Intentemos con otros.
Fueron a otra sección de la tienda.
—Éstos son los de cuerda: guitarra, arpa, violín, piano...
—Espera —lo interrumpió Francis confundida—. ¿El piano es de cuerda?
—Sí, el piano es de cuerda percutida.
La castaña lo miró. —No entendí nada de lo que acabas de decir —contestó sincera.
Adam sonrió. —Bueno, no importa eso ahora. ¿Los probamos?
El violín llamó la atención de Francis, pero no estaba muy segura. Luego pasaron a los eléctricos, pero estos no funcionaron tampoco.
—Queda la percusión: timbal, tambor, platillos, bombo... —explicó Adam—. Es decir, las baterías.
—No sé si vaya conmigo —contestó, un tanto insegura—. En las canciones no logro distinguirla.
—No te preocupes por eso —tranquilizó el chico, y se dedicó a explicar: —Pocos instrumentos requieren tal nivel de talento y habilidad innata como la batería.
—Es difícil —afirmó Francis. Tal vez un instrumento difícil consumirá mayor tiempo. Era perfecto si lo que quería era distraerse.
Adam se sentó frente a una. —Su dificultad radica en que es necesario tener técnica y sentido del ritmo para poder combinar la acción de tocar distintos aparatos a la vez.
El pelinegro comenzó a tocar una de sus canciones favoritas de rock. Y luego, él le enseñó algunos ritmos y movimientos.
