— Bien, si necesitas que te revise, puedes venir más tarde — dijo la señorita Nemu mientras te terminaba de revisar la cabeza. Luego se alejó de ti, dejándote en una de las camillas individuales de la enfermería.
Habían terminado de revisar a Fuyumi y a los demás chicos que quedaron lastimados por el incendio que provocó Touya, quien seguía inconsciente. Miraste las cortinas blancas que separaban una camilla de otra, perdiéndote en tus abismos. A lado de tu camilla, estaba la de Touya.
Habías escuchado decir que se había hecho quemaduras nuevas en la piel ya que tenía cicatrices como si se tratara de un tizón. Le colocaron bolsas de hielo en las partes quemadas y le llamaron a su madre, la señora Todoroki. Después de todo, Touya debía recibir un castigo por utilizar su quirk sin autorización.
Y por desgracia, también te incluía.
Habían llamado a tu madre, y lo peor quizá es que ella salió de su trabajo tan rápido como la llamaron. Estabas angustiada sobre su reacción aunque era la primera vez que le llamaban. Siempre fuiste una niña educada y que dejaba salir lo que pensaba sin ser hiriente con los demás o al menos así te percibías a ti misma.
Te recostaste nuevamente sobre la camilla. Realmente no querías salir a confrontar todo el problema que se hizo allá afuera, aunque sabías que en cualquier momento tendrías que salir.
Escuchaste unos suaves quejidos de la otra camilla. Luego la voz de la señorita Nemu te hizo dar un pequeño brinco del susto.
— ¡Touya, no te quites las bolsas de hielo! — regañó.
Miraste de reojo las sombras de la cortina. Viste la silueta de Touya sentado sobre la camilla y a la señorita Nemu haciendo un vago esfuerzo por que el menor se quedara con las bolsas de hielo.
— No necesito esta mierda — respondió.
La señorita Nemu dejó salir un grito ahogado.
— ¡Lenguaje, Todoroki-san! — exclamó, alarmada.
Después de eso, Touya no dijo más y la señorita Nemu aprovechó para colocarle un ungüento por lo que oíste. Le puso también un par de parches y luego desapareció para luego aparecer frente a ti.
— El director quiere hablar con ustedes — exclamó con fuerza para que Touya también la escuchará. — Los espera afuera de su oficina. En cinco minutos.
Luego desapareció de uno entre el laberinto de cortinas blancas. Dejaste salir un suspiro antes de tomar la fuerza para levantarte de la camilla y salir de ahí. Antes de cerrar la puerta, Touya se adelantó y tomó el picaporte. Claramente fue una seña de que él cerraría la puerta así que avanzaste por el pasillo, siendo seguida por el menor.
Realmente fue incomodo todo el trayecto hasta la oficina, pero de cualquier forma ¿Qué le podías decir? No había nada que pudieras decirle. Ambos tomaron asiento en las sillas de afuera de la oficina, esperando pacientemente a que sucediera algo. Por lo mientras, no pudiste evitar mirarlo de reojo.
Traía parches en la mejilla izquierda y en la frente. Otro parche se asomaba por el cuello y su mano derecha. Se veía bastante herido.
Dejaste salir un pequeño suspiro de resignación y de cierta forma, extrañamente te sentías algo culpable de lo que sucedió aunque la realidad es que era culpa de él. El ambiente se volvió un poco incómodo. Quizá por el aura tan descarada que estaba emergiendo de su cuerpo o porque simplemente no sabías como manejar está situación y para acabarla de empeorar, el tiempo se hacía más lento a medida que pasaba.
Sin embargo, llegó cierto punto en dónde la presión se volvió aún más y esa misma te estaba presionando el pecho con tanta fuerza que tenías la sensación de que ibas a asfixiarte en ella, pero a pesar de eso, el ruido gutural de la garganta de Touya te hizo mirarlo de reojo.
— ¿Te...te lastimaste? — carraspeo.
Te giraste a verlo con los ojos brillando de incredulidad. ¿Acaso este pequeño sociópata infernal te había preguntado eso? Quizá el accidente te había hecho alucinar.
— ¿Perdón? ¿Qué dijiste? — cuestionaste.
Touya movió la cabeza hacia el lado contrario y se rascó la nuca. Era evidente que se sentía extraño, pero exactamente no sabías en que forma.
—… ¿Estás lastimada?
Parpadeaste un par de veces antes de que tu cerebro hiciera “click” y te dieras cuenta de la situación.
— Estoy bien — murmuraste. — Todo fue muy leve a comparación de lo tuyo.
— No fue nada — declaró con autoría. — Esto no es nada a comparación de…
La puerta de la oficina se abrió, interrumpiendo la conversación. Los matones de hace rato salieron con algunos parches sobre sus rostros y sus mochilas sobre sus hombros. Sus ojos se cruzaron con los de ustedes y brillaban con odio. Le devolviste la mirada con el mismo sentimiento hasta que el contacto visual se rompió debido a la presencia del director.
El hombre se detuvo frente a ustedes con las cejas fruncidas y un evidente malhumor. Suspiro con resignación antes de sobarse la sien.
— ¿Ahora se mete en problemas, (Apellido)? Creí que usted era distinta al joven Touya
Te sorprendió el comentario y abriste la boca para responder, sin embargo, el director aun no terminaba con su letanía.
— Claramente, a pesar de que llame a sus tutores para que vinieran a responder por ustedes no están aquí así que supongo que es una invitación deseable a darlos de baja de esta institución.
— ¡Pero yo no he hecho nada! — exclamaste con indignación. — Esos chicos estaban molestando a Todoroki-san y yo fui a defenderle.
— Eso provocó que Todoroki activará su quirk e incendiará tres hectáreas de nuestra escuela.
Cerraste la boca ante su acusación, pero la flameante llama de la indignación todavía ardía dentro de ti con fuerza. “Usted quiso que me involucrará con él, así que no se queje” pensaste mientras le dabas una última mirada llena de desdén.
— Ella no tiene la culpa — habló Touya. — Yo fui quien inició el incendio y ella solo fue a evitar que yo matará a alguien.
Miraste a tu derecha con la sorpresa reflejada en tus orbes. Touya parecía tranquilo, incluso podría decirse que desinteresado. Al director no le gustó ese tipo de actitud y solo viste como contorsionaba más su mueca.
— ¿Cómo si quiera puede decir algo tan así? — preguntó.
— Es la verdad. No me estoy guardando nada, sería peor si le digo que nada más quería encender un cigarrillo y que accidentalmente queme a cinco personas, ¿no?
El director cerró la boca sin dejar de mirar a Touya.
— Si hay alguien a quien castigar, debe ser a mí y no a ella.
Miraste expectante de la plática. El director pareció entrar en razón a pesar de su cólera y dejó salir varios suspiros. Se pasó la mano por el rastro antes de mirarte de nuevo.
— Una semana en detención, (Apellido) — declaró. — Ya veré que hacer con Todoroki. Puedes irte.
Miraste a Touya una última vez antes de agradecerle al director por su reconsideración y te levantaste de tu asiento. Te alejaste por el pasillo, escuchando el resonar de tus pasos con la tentación de mirar hacia atrás. Sin embargo, decidiste que era mejor seguir. Diste vuelta a la esquina y lo primero con lo que impactó tu cuerpo fue con la señora Todoroki.
Dejaste salir un pequeño grito y ella se tambaleó. Lograste tomarla del brazo para evitar que se cayera. La mujer de cabello blanco levantó el rostro. Sus ojos negros estaban hinchados y rojos, su cuerpo temblaba de nervios.
—Señora Todoroki, ¿está bien? — preguntaste al verla. Rei cerró los ojos, tratando de volver a su compostura y una débil sonrisa se forzó sobre sus labios.
—…Estoy bien, (Nombre)-san. Gracias.
Dejaste que se alisara el vestido y luego dejó salir un suspiro de cansancio.
— El director se quedó con él — mencionaste. — Touya abogó por mí. Dijo que él debía ser castigado en vez de a mí.
Ella soltó un sollozo que ahogó cubriendo con la palma de su mano. Aun no entendías él porque estaba tan sensible en estos momentos, pero tampoco es que te gustará saberlo. Rei dejó salir otras pequeñas lágrimas de desesperación y lo único que pudiste hacer fue acariciarle los hombros.
— Lo siento mucho, (Nombre)-san. En tan poco tiempo, Touya ya te ha metido en problemas.
— No se preocupe, señora Todoroki. No me molesta — murmuraste aunque había un poco de mentira en la frase.
— Él no es un niño malo…es solo que…quiere atención.
La voz de la mujer fue apagándose poco a poco hasta que su voz se ahogó en su melancolía.
— Debería apresurarse. El director está enojado con Touya — respondiste cuando ya no supiste cómo reaccionar. Rei secó sus lágrimas con sus dedos e intentó fingir una sonrisa radiante que se veía tan miserable.
— Claro. Muchas gracias, (Nombre)-san — murmuró. Arregló su cabello y comenzó a caminar. Te hiciste a un lado mientras veías su andar, pero antes de que girará la esquina su voz volvió a escucharse en tus oídos.
— Espero verla la próxima semana — anunció.
— Ah…sobre eso…señora Todoroki
— Te pagaré el doble.
— El dinero no me interesa — declaraste. — No me siento muy cómoda en su casa, honestamente.
— Yo sé que no es el mejor, pero por favor no dejes de darle tutorías a Touya — pidió. — Te daré la cantidad que quieras, incluso las tutorías pueden ser en la escuela o en tu casa.
—…Lo voy a pensar
— Está bien.◌ » —— ╫ ❲ ❈ ❳ ╫ —— « ◌
Hola ^^ antes que nada, otra vez disculpen por mi demora JAJAJA lo que sucede es que me gusta publicar mis historias una vez ya están finalizadas para evitar atrasarme como en esta, pero como ven, está es la única excepción.
Por suerte ya adelante la historia hasta el capítulo 12 JAKDJDK
Sin más que decirles, les mando un beso en su cola. Muak♡
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Incluso si no me amas; Dabi
Fanfiction- ❝En dónde tienes un hijo con Dabi❞ O - ❝Eres la nueva tutora de Touya Todoroki❞