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Esa noche empezó con bocadillos y terminó con unas cuantas copas de whisky que se les subió en la cabeza a la mayoría de invitados.
Ciertamente, tú y el alcohol no eran buenos amigos. No es porque te pusieras super ebria, más bien porque no te gustaba el sabor tan amargo. Además tenías a tu hijo, que no paraban de dar brincos junto con Twice.
Hawks se había ido antes de que la hora loca comenzará, alegando que tenía algunas cosas que hacer. Nadie lo detuvo. A este punto ya había formado una reputación intachable, aunque no todos creían eso.
Regresaron a su pobre y caída casa alrededor de las dos de la mañana. Yuma llegó molido, así que solo estuvo despierto los minutos en que lo cambiaste de ropa y lo arropaste. Rápidamente comenzó a roncar apenas tocó la almohada.
Saliste de la habitación de tu hijo. Tapaste el umbral con una sábana que colocaron ahí. Te dirigiste al baño, ignorando la presencia de Dabi. Honestamente no tenías ánimos para lidiar con él, menos estando ebrio.
Fuiste a quitarte el vestido, pero él cierre no estaba a tu disposición. Dejaste salir un gruñido de insatisfacción.
"Si tuviera mi don..." pensaste.
Fue un destello de tristeza que apareció en un segundo y desapareció al siguiente. No tenía sentido recordar las cosas perdidas.
— ¿Quieres que te ayude?
Por el reflejo del espejo roto, apareció el rostro cansado de Dabi. Sentiste sus dos manos acariciar la figura de tu cintura con cuidado. Subiendo de arriba a abajo. Sus labios presionaron contra tu mejilla izquierda con cuidado.
Sabías que rumbo estaba tomando esto. No querías, pero al parecer tu voz en esa especie de relación había sido sofocada. Como a un incendio al que le agregaron agua.
Dabi deslizó su mano por tu espalda, en busca del cierre de tu vestido. Cuando lo encontró, no dudó ni dos veces en bajarlo. Sus dedos curiosearon por tu piel hasta que lograron deshacerse de aquella prenda molesta.
El vestido cayó al suelo, dejándote completamente desnuda. Pasó su manos por todo tu cuerpo, disfrutando del contacto entre ambas pieles. Te tocó como si fueras una especie de fruta de mercado.
Llegó a tus pechos sin ningún problema. Los amaso como un pedazo de plastilina, pellizco tus pezones mientras hundía sus dientes en la piel de tu garganta.
Dejaste salir un quejido. Sin embargo, a él le importó poco. Siguió disfrutando de tus senos hasta que se cansó y se dirigió a tu trasero. Elevo su palma antes de que la estrellara contra tus glúteos.
— Delicioso — comentó antes de presionar sus labios contra tu hombro desnudo.
Tu rostro se mantuvo firme. Mirando al espejo al mismo tiempo que este hombre te tocaba. El sentir sus palmas contra tu piel, de alguna u otra forma, te recordaba los momentos con Shigaraki. Su sonrisa, sus ojos, su aliento, sus besos.
Tus ojos se humedeciendo tratando de olvidar aquel mal rato. Agradeciste de que Dabi ni siquiera lo noto. Estaba demasiado ebrio y ocupado en su labor manual como para notar las lágrimas que escurrieron por tus ojos.
Trataste de que no te viera tus ojos llorosos una vez salieron del baño a la cama. Trataste de no hacer tanto ruido para que Yuma no se enterará sobre lo que mami y papi hacen durante las noches. Dabi te tiro sobre el colchón. Su mirada lujuriosa pasó por todo tu cuerpo y se relamió los labios.
Se quitó la ropa más rápido de lo que esperabas. Viste su dorso medio quemado antes de que su mandíbula desapareciera entre tus piernas. La lengua de Dabi pasó sobre los labios de tu vulva hasta que la punta rozó tu botón. Inevitablemente tu cuerpo comenzó a reaccionar ante los estímulos.
Tus pliegues comenzaron a mojarse, una señal de que lo estabas disfrutando. Succiono más fuerte, en búsqueda de que hicieras algún ruido, pero te mordiste los labios.
A Dabi no le gusto eso, por lo que presionó más aquella perla hasta que por fin, dejaste salir un sonoro gemido. Esperaste que Yuma no hubiera escuchado eso.
Tus piernas temblaron por el placer, no obstante, Dabi se detuvo antes de que pudieras formar el nudo de tu orgasmo. Quitó su mandíbula de ahí para sacar de su prisión de tela, a su miembro erecto.
Alineó la punta de su longitud con tu entrada húmeda. Posteriormente, introdujo todo su miembro en una sola estocada. De lo profundo de su garganta, salió un gruñido.
Dejaste salir un gimoteo. Luego las estocadas comenzaron a volverse fuertes y certeras, aunque no demasiado ruidosas. A pesar de que estaba siendo un salvaje animal en la cama, Dabi sabía que tenía a un niño del que cuidar. Se mantuvo silencioso durante el acto, lo cual es extraño teniendo en cuenta que a él le encantan los ruidos.
Tus manos se posaron sobre tu rostro. Estabas aguantando con todo tu ser no echarte a llorar aunque te preguntaste constantemente el porqué de tu sentir.
¿Había alguna razón para echarte a llorar?
¿Por qué justamente ahora, después de tantos años, tus lágrimas salían a flote?
La presión en tu pecho que había aparecido recientemente era producto ¿de que? ¿Del dolor? ¿De la angustia?
Había cierto vacío en tu corazón que fue haciéndose más profundo a medida del tiempo. Probablemente, algo en tu interior se había roto.
Estaba claro que algo se había roto.
Hace mucho tiempo que lo hizo, pero justo en ese momento, lo habías aceptado.
Tus lágrimas escurrieron por todo tu rostro, humedecieron tu piel con dolor. Ahogarte tus sollozos mientras que Dabi seguía hundiéndose dentro de ti. Se acercó a tu mejilla para plantarte un beso.
El sabor salado de tus lágrimas se impregnó en la piel de sus labios y saboreo tu tristeza.
Dejaste salir un sollozo mientras el sentimiento seguía haciéndose cada vez más fuerte.
— Perdóname, (Nombre). No sé como amar correctamente.
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Una disculpa por el capítulo tan cortito 😭
Vengo a promocionar la playlist que subí hace años, pero nunca les pase el link 🤡
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